PSICOANÁLISIS Y EDUCACIÓN.  LA APERTURA DE UN NUEVO CONOCIMIENTO Descargar este archivo (03 Psicoanalisis.pdf)

César Augusto Sierra Varón

Politécnico Grancolombiano

Resumen

En el presente trabajo se busca realizar un rastreo teórico sobre la manera cómo el psicoanálisis ha intervenido el contexto educativo a lo largo de la historia y así generar una crítica a los modelos educativos tradicionales que, aunque tradicionales y no actuales aún siguen rigiendo los contextos educativos. Se debaten los aspectos actuales en que se mueven los modelos educativos tales como la relación docente-estudiante, la relación que se tiene en cuanto a los procesos de enseñanza y aprendizaje, el autoritarismo con el que se maneja la información y de la formación de los estudiantes, entre otros; aspectos estos que pertenecen a un modelo de sociedad permeado en su totalidad por regímenes capitalistas. Estos modelos no permiten la verdadera libertad del sujeto de la educación, generando un sujeto pasivo en su totalidad y alienado en la sociedad. Se cuestiona la forma como en la actualidad se imparte educación, para poder pensar así una nueva propuesta de modelo educativo basado en aspectos psicoanalíticos que permitan entender realmente al sujeto de la educación, el estudiante, así como su relación con el objeto, es decir, la adquisición de conocimiento y una nueva interacción entre la enseñanza y el aprendizaje.

Palabras Clave: psicoanálisis, educación, aprendizaje, transferencia, deseo.

Abstract

The present work aims at to do an informational analysis about the way that psichoanalysis had intervened the educational context, along history for there it can generate a reliable critic to the traditional educational systems that, although traditional continue governing the educational context in the present. The critic arise from to debate of the presents aspects that move in the educational systems for example teacher-student relationship, the relation that exist between teaching and learning aspects, the authoritarianism that controlate the information management and the students formation, among others; this aspects that it belongs to a society model permeate totally for Capitalism regime, consumer and neo – liberals. These models don´t allow that true freedom of the educational subject, generating a totally passive subject and alienated in the Society. In this way pretends to question the manner how in the actuality the education is taught and to generate a new proposal based in aspects from Psychoanalysis that allow understanding really to the educational subject, the student, as well as his relation with the Object, that is, the acquisition of the knowledge and a new interaction between teaching and learning.

Key Words: Psychoanalysis, Education, learning, Transference, Desire.

Son muchos los espacios a los que nos podemos remitir a la hora de estar hablando de educación, desde el mismo hogar con nuestra familia hasta el escenario cerrado de las instituciones educativas, donde se forma el proceso psicológico llamado aprendizaje –tema que generalmente es enunciado como preocupación central en el contexto educativo (Palma y Tapia, 2006)–, siendo este a su vez el proceso al cual diferentes profesiones atacan con mucha frecuencia desde concepciones teóricas hasta aspectos prácticos, volcando sus miradas en muchas ocasiones hacia lo patológico, hacia las fallas.

Así se pretende generar una apuesta crítica a los procesos pedagógicos que se mueven en la actualidad desde el psicoanálisis ya que como lo mencionan Sierra y Delfino (2012), “El Psicoanálisis permite construir claves de lectura del malestar que irrumpe en el escenario escolar, ofreciendo herramientaspara la producción de prácticas educativas innovadoras”. El psicoanálisis puede brindar aspectos interesantes para comprender el fenómeno educativo incluyendo la problemática del niño o sujeto de aprendizaje (Coca y Unzueta, s.f.).

Lo tradicional ha mostrado que genera procesos de aprendizaje que aún quedan en deuda con lo que la sociedad idealiza, por ello constantemente escuchamos mencionar que la educación “está en crisis”, generando documentos que mencionan en algún momento la palabra crisis. Pero, ¿crisis frente a qué? Desde la presente perspectiva la crisis viene a ser vista desde el modelo socio económico capitalista que encuentra en los resultados de los procesos educativos y evaluados frente al mundo laboral, que los egresados de colegios y universidades no encajen en aspectos de los que se esperan en estos modelos, dados a partir de una visión de escuela tradicional (De Zubiría, 2006).

Entonces “¿para qué la educación?, ¿educamos para la obediencia, para seguir manteniendo el statu quo de una verdad revelada y ya nunca más cuestionada, en tanto fue hecha por personas bondadosas que quieren el bien común para una común sociedad y un común sujeto, o educamos para la autonomía y la autodeterminación de un sujeto y una posible sociedad?”(Báez, 2013. p. 186).Elgarte (2009), citando a Weisse (1998) refiere: “más que nunca en el modelo actual, enmarcado en la era del capitalismo postindustrial que instala la dominancia del discurso capitalista privilegiando la ley de mercado que manda producción eficiente, consumo y oferta de productos anestésicos de la angustia, obturando la falta generadora del Deseo”.

¿Cuál es entonces el papel de la escuela? Jolibert (2001) dice que si se toma esta pregunta desde el punto de vista moral su papel sería el de “prepararnos a renunciar a nuestros deseos infantiles. Sin embargo Freud asigna a la educación la tarea de administrar, en un equilibrio aceptable para todos, los sacrificios y los beneficios que la realidad impone a la inmediatez del placer”(p. 10).

Muchas expectativas y esperanzas frente a los resultados del aprendizaje en los procesos educativos generan una serie de inconformidades a nivel individual y psicológico ya que tales modelos van en contra de lo que en realidad necesita el sujeto en la educación. Modelos que generan pasividad en este sujeto aunque paradójicamente en el discurso político se “pretende y se lucha porque el sujeto sea cada vez más activo”, pero el sistema no se lo permitirá. Bohoslavsky (1981) refiere que en las relaciones en la educación se prolongan y sistematizan “vínculos de dependencia” y de esta forma encontramos en los modelos educativos un sistema maniqueísta, gerontocrático y conservador signado por el poder y los rituales proclives a la conservación del statuo quo, siendo las relaciones en el contexto educativo definidas por la represión social y la obediencia. “Educar a veces no es dar, sino dar lugar a que el otro conquiste” (Bustamante – Zamudio, 2009). Para Huerta (s.f.), “Educar, más que técnica significa arte, sensibilidad y deseo para que la libertad no se transforme en abandono y la autoridad no se traduzca en sometimiento” (p. 12).

La educación es vista como algo imposible según Freud, y Alvarado (2005) refiere que la educación está en medio de la pulsión y la cultura, y por tanto la educación no puede conducirnos al ideal del adulto autónomo, pues su misma inscripción en la cultura obliga al sujeto a ser frustrado en su deseo. En ello radica la imposibilidad de educarlo para el ideal educativo. Entonces ¿cuál educación es posible? Freud (1932) responde lo siguiente: “La educación debe buscar su camino entre la Escila del laisser-faire y la Claribdis de la denegación (frustración)… es necesario encontrar un óptimo para la educación para que ella pueda cumplir el máximo y perjudicar al mínimo. Sin embargo, Lajonquiere, citado por Pullol (2011) refiere: “el hecho de que sea imposible no quiere decir que uno renuncie” (p. 202).

En Freud se movían posiciones contradictorias en cuanto a la educación ya que en ocasiones tenía una posición optimista pero en otra pesimista porque conocía las dificultades que el trabajo pedagógico demandaba. Esta dificultad radica en que se debe ser claro frente a las características de la naturaleza humana ya que se encuentra en los individuos un topus ingobernable, incurable e ineducable y además siempre existen aspectos inconscientes que llevan a generar un deseo que difícilmente puede ser sometido o domesticado y representa lo más profundo y genuino de nuestro ser (Aguado, s.f.), –el Self, diría Carvajal (1993)–.

Moyano (2011), refiere varios aspectos interesantes para este gran debate, ya que menciona en primera instancia, citando el prefacio que hace Freud al libro de Aichhorn, que el efecto de la educación no es algo que deba confundirse con la influencia psicoanalítica, ni mucho menos ser reemplazada por esta. Lo que se debe tener presente del psicoanálisis es el hecho de que, inmerso en el campo educativo, puede ser considerado como medio auxiliar de tratamiento del niño, pero sin creer que será el sustituto del psicoanálisis. Este autor contempla tres aspectos de gran importancia centrándose en la “imposibilidad” del acto educativo y así diferenciando “lo imposible de la educación” con “lo imposible en educación”: Primero: “Lo imposible de la educación supone un ejercicio de detección estructural del acto educativo, considerando que no todo se puede educar, que no todo es educable, que no todo se puede transmitir. Segundo, se hace referencia a un aspecto práctico, en el ejercicio cotidiano del acto educativo y nos remite a preguntarnos qué parte de nuestra práctica educativa es imposible, acompañado de un “no sé qué hacer”. Por último, la educación es imposible relacionando el hecho con el análisis de los límites que en educación se presentan en cuanto a mediaciones masivas, contención física, encierro preventivo, o el control exhaustivo.

Otro aspecto que invita a continuar el debate es el de que “la educación, en un sentido amplio, abarca los ámbitos de instrucción escolar pero también la formación cultural del individuo, para lo cual este debe adquirir hábitos y desarrollar habilidades que le permitan adaptarse a su medio social. La educación, es entonces entendida como la mediación para la manifestación de las facultades y potencialidades que cada individuo tiene en su ser personal” (Dengo, 1998, citado por Alvarado, 2005). Es este aspecto uno más que alimenta la crítica hacia el sistema actual ya que, desde esta perspectiva, el sistema educativo lo hace bien y pocos se atreven a cuestionarlo, porque ese es el modelo capitalista que rige las relaciones sociales, que rige el sistema educativo. Barbato (2012), sostiene que el intento neoliberal lleva a que se estandarizaran las instituciones así como también las personas para que de esa forma puedan reproducir el modelo que favorezca el mercado, el capital.

La perspectiva psicoanalítica puede lograr una visión diferente de lo que se busca en cuanto al sujeto de la educación, partiendo desde pedagogías que en verdad permitirán la libertad en el sujeto. Lajonquiere (1999) critica, desde un psicoanálisis del imaginario pedagógico, las “(psico) pedagogías” que preconizan una renuncia a lo que se observa como el acto educativo a favor de una potencialización de cierta naturaleza teleológica inherente al estudiante.

En las tres últimas décadas en Colombia ha tenido un gran auge la corriente epistemológica constructivista (Ramírez, 2011). Sin embargo se pretende generar un cambio de paradigma en los modelos educativos, cambiando además la visión del sujeto educativo epistémico al sujeto del inconsciente. No se trata de poner en una balanza las teorías Piagetianas y las Freudianas, o de decir quién es más influyente en el campo educativo, sino de repensar el sujeto de la educación a partir del modelo psicoanalítico. Así Elgarte (2009) refiere: “… el Psicoanálisis puede constituirse en un referente de reflexión para el ámbito educativo”, y más adelante: “… Frente a este panorama esperemos que el aporte psicoanalítico perturbe, en el sentido de colaborar a trastocar el orden”.

El mismo Sigmund Freud se interesó de manera entusiasta con las posibles aplicaciones del psicoanálisis a la cultura (Kupfer, s.f.), contemplando en algunas partes de su obra, la manera como el psicoanálisis trata el campo educativo, en tres momentos específicos: uno de ellos es el apartado del interés por el psicoanálisis que se refiere a la pedagogía (Freud, 1913), el segundo es en el prólogo que escribe al libro Juventud descarriada de August Aichhorn de 1925 (2009) y el tercero se encuentra en las Nuevas Conferencias de introducción al Psicoanálisis (Freud, 1932).

Vallejo (2007) realiza un análisis detallado de las actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena entre los años 1906 y 1923, llevando a cabo un análisis de la manera como, en las discusiones que los psicoanalistas vieneses sostuvieron en las dos primeras décadas del siglo pasado frente al tema o cuestiones pedagógicas, encontrando que “la interrelación entre psicoanálisis y pedagogía tiene antecedentes casi tan antiguos como el nacimiento mismo del saber Freudiano”. Al parecer los vínculos que los psicoanalistas observaban entre su disciplina y la educación se remontan a comienzos del siglo xx (Vetö, 2013).

Sin embargo, Freud no dedicó mucho espacio a este tema en su obra pero sí logró aportar elementos precisos a la educación (Agejas, 2010). Al parecer para este cometido hereda los conceptos fundamentales de esta disciplina a su hija Anna, quien en su texto “Introducción al psicoanálisis para educadores” (Freud, A., 1984), trata varios aspectos del campo educativo entre ellos el hecho de observar la manera como en la escuela obligan a los niños a adaptarse a los requerimientos de un ambiente adulto. Se describen allí las fases evolutivas del desarrollo psicosexual del niño, el cual deben conocer los educadores para poder entender y comprender lo que sucede en el psiquismo de sus estudiantes, cosa harto importante aunque no desconoce que debido a la labor y contacto directo que tienen los educadores con sus estudiantes no son cosas nuevas ni desconocidas para ellos; sin embargo, hay que observar de manera más profunda el por qué se presentan. Describiendo el desarrollo psicosexual del niño, refiere el hecho de las pulsiones siendo estas las que llevan a que el niño busque placer en ciertas actividades a partir de ciertas fuentes y deseos instintivos. Pero la actitud que se adopta desde el campo educativo impide tales mandatos infantiles, lo cual desencadena en una constante “guerra en miniatura entre la educación y el niño”. La educación pretende sustituir todos los aspectos instintivos y naturales en el niño por aspectos más dados desde la normatividad social y cultural, puesta en el contexto escolar. “La educación persigue justo lo contrario que el niño quiere… el adulto pretende habituarlo a conceder mayor importancia a las demandas del mundo externo que a las exigencias instintivas internas”.

Por otro lado, Melanie Klein (1931), ilustra con ejemplos clínicos la manera como ciertos mecanismos defensivos generan algunas perturbaciones que se verán reflejadas en el escenario escolar, mediante inhibiciones intelectuales, traducida en hechos que llevan a que el niño tenga dificultades en el aprendizaje de ciertos contenidos. Es común observar que los motivos por los cuales los docentes solicitan intervención psicológica hacia sus alumnos, es debido a las dificultades de aprendizaje y/o de conducta. Tales dificultades se pueden analizar desde la perspectiva sociocultural en términos de un malestar a partir de la existencia de un súper-yo cultural que llevará a que ciertas conductas sean castigadas dependiendo de los valores de cada época (Ruiz, s.f. citando a Freud, 1930). El castigo tiene una mala fama a lo largo de la historia, pero lo que se evidencia es una relación de poder y sumisión (Morales, M., 2011), no muy difícil de observar en los contextos escolares; herramientas estas que Foucault supone como importantes para reflexionar de manera crítica las prácticas educativas que se presentan en la escuela (Bernal y Martín, s.f.).

La escuela se convierte en un nuevo escenario que le muestra al niño una nueva realidad, otra realidad ante la cual debe enfrentarse –no solo el niño sino toda persona que siga el proceso educacional escolar–, la cual es percibido como algo severo. Dicho escenario y realidad llevan al niño a verse obligado a sublimar sus energías instintivas libidinales. “Al comenzar la escuela, el niño sale del ambiente que ha construido la base para sus fijaciones y formación de complejos, y se encuentra frente a nuevos objetos y actividades en las cuales debe ahora poner a prueba la motilidad de su libido” (Klein, 1923). Se observa así la manera como el contexto escolar es un escenario en el cual se lleva a que el estudiante renuncie a sus anhelos internos para encajarlos en un mundo que le generará cierto conflicto psíquico (Freud, et al.). “Si bien el niño para el psicoanálisis es esencialmente un sujeto de la estructura, la sociedad se esmera en educarlo” (Ramírez, 2003).

Se genera así otro debate si asociamos lo expuesto en el párrafo anterior con lo que se plantea desde el psicoanálisis según Ageno (2000), citado por Falcón (2003), ya que desde esta perspectiva “la criatura humana se constituye como el sujeto del inconsciente en el campo del Otro, atravesado por el Lenguaje, deseando ser el Deseo del Otro…” (p. 88). Entonces, de igual manera, ¿el sujeto educacional está sujeto al deseo del Otro? Gastón (2013) refiere que todo vínculo social, al igual que el educativo “se asienta sobre un vacío, supone al Otro, no viene dado, ha de construirse, requiere de un trabajo de transmisión por parte del agente, y un trabajo de apropiación, adquisición por parte del sujeto de la educación”.

Con Winnicott (1951) se introduce al tema de los “objetos y fenómenos transferenciales”, donde se hace referencia a un aspecto psicológico el cual lleva a mediar entre la realidad y la fantasía, designando así una zona intermedia de experiencia, entre la actividad creadora primaria y la proyección de lo que ya ha introyectado el niño. En el escenario educativo se re-presentan tanto las relaciones interpersonales derivadas de las primeras impresiones mentales de las relaciones de objeto así como ver plasmado lo referente a los fenómenos y los objetos transicionales, dados a partir de elementos lúdicos y didácticos, a partir del juego, en donde el estudiante, tendrá la posibilidad de poner en “juego” su estructura psíquica desde: 1. Las relaciones interpersonales entre él, sus compañeros y sus docentes (lo yoico frente a lo no-yoico) y 2. El conocimiento como un fenómeno o espacio transicional intermedio entre la realidad y la fantasía. Es un paso importante el hecho de conocer a nuestros niños, frente al tema del juego infantil; para poder comprender al niño es necesario comprender sus juegos (Betthelheim, 2010), su juego simbólico (López, 2009). Uno de los aspectos más importantes que debe existir en los entornos educativos es que se ajusten realmente a las necesidades de desarrollo de los estudiantes (Pérez, 2006).

Frente a las relaciones interpersonales, se debe considerar la relación que se media entre docente y estudiante desde una concepción de re-presentación de las relaciones de objeto primarias en el desarrollo psíquico en la cual se necesita un ambiente facilitador para el desarrollo psíquico (Winnicott, 1965b). Para que exista un adecuado proceso de aprendizaje y adaptación al medio, se requiere de un ambiente facilitador que lo permita. Este aspecto no solo nos remonta a la relación mamá- bebé, sino que nos trae a la relación docente- estudiante. Es así como se requiere de un docente (madre) suficientemente bueno para que posibilite una buena integración psicológica y se permita un adecuado espacio para el aprendizaje.

Winnicott (1946) también analiza los aportes que desde la disciplina médica se pueden generar hacia el campo educativo, y en donde se resalta el diagnóstico. No se trata de pretender que un médico le enseñe a un docente a enseñar, ni tampoco de considerar ni volver el campo educativo en un escenario terapéutico, se trata de generar atención al hecho que muchos niños se encuentran en escenarios educativos sin haber hecho un diagnóstico previo y exacto. Sin embargo en los contextos escolares puede haber una tendencia a generar diagnósticos, a nominar a los estudiantes por su comportamiento; por ejemplo, cuando “un niño es objetable, existe la tendencia a librarse de él, sea por expulsión o alejándolo mediante una presión indirecta, siendo quizás muy conveniente para la Escuela pero muy malo para el niño”. Es aquí donde Winnicott propone o sugiere que en el contexto escolar también se adopten técnicas de la ciencia médica como el establecer un diagnóstico previo a los niños que inician los procesos escolares.

Así mismo, Winnicott (1936) refleja la relación que se puede encontrar entre el médico, el maestro y los padres en el desarrollo “educativo” y formativo del niño, tratándose de una categoría más amplia como lo es el estudiante y su relación con estos personajes que son quienes contribuirán en muchos aspectos en el desarrollo y educación de los niños. A su vez, resalta una diferencia entre aspectos importantes del desarrollo de todo niño, a saber, el físico, el intelectual y el emocional, y en donde desde diferentes escenarios, se privilegia el primero de ellos, proponiendo prestar más atención a lo emocional dada la importancia de soportar lo afectivo y emocional dentro del contexto educativo.

Un factor importante que se mueve en educación es el tema de las relaciones y el vínculo, de esta forma se debe considerar una perspectiva vincular en el niño (Bowlby, 1993), adolescente, o joven estudiante como sujeto en vías de constitución en sus diversas redes de pertenencia (Rojas, 2008). “Estudiantes y educadores se encuentran y desencuentran en el ámbito educativo, siendo este el espacio para pensar respecto a las emociones que allí se despliegan” (p. 15) (Muñiz, 2007). Se puede estar hablando entonces de relación pedagógica, entendida esta como lo refiere Grieco (2012): “… el interjuego de dimensiones epistemológicas, históricas, deseantes, sociales y culturales que se desarrollan en el vínculo entre docente y estudiantes”(p. 55).       

Por otro lado, Betthelheim, (2010) plantea su concepción sobre la educación y la explica como “una experiencia apasionante, creativa, un arte, más que una ciencia”. Más detalladamente en el contexto educativo, llama la atención sobre la manera como los padres de familia encuentran en la educación un paso necesario en la vida de sus hijos pensando en su futuro, criticando este aspecto porque refiere que un niño no comprende el futuro sino solo lo que sucede en su presente. “…De lo que se trata es de abrir un lugar para el sujeto, recuperar la dimensión del deseo (p. 27) (Tizio, 2001). Es así como Lajonquiere (1999) a partir de una visión del “Psicoanálisis del imaginario pedagógico” lleva a cabo una crítica a las (psico) pedagogías que preconizan la renuncia “al acto educativo” para favorecer la “potencialización” de cierta naturaleza teleológica inherente al niño.

Se observa con Pardo (2004) que desde el psicoanálisis se puede esclarecer el lugar de los problemas de aprendizaje y la conducta en las instituciones escolares brindando la posibilidad de analizar las instituciones educativas como un proyecto de la modernidad el cual ha venido requiriendo la intervención y el apoyo de ciertas disciplinas auxiliares para la educación como lo sería la psicología, para poder así construir una teoría de la educación. Llama la atención el hecho de que la psicología se presente como una disciplina auxiliar en este campo, siendo que se encuentra ofreciendo las posibles respuestas y formas de intervención a diversas problemáticas que dentro de las instituciones educativas se presentan.

Sin embargo, entra en juego un aspecto de gran relevancia dentro de los aportes que el psicoanálisis puede realizar en el campo educativo, y es considerar el concepto de la subjetividad, dando a entender que en las instituciones educativas se mueven las subjetividades de sus mismos actores –docentes y estudiantes–, siendo esta la forma en que se encuentran subjetividades tanto individuales como grupales. Se encuentra así que el “aporte del psicoanálisis a la educación, no consistiría en constituirse en una teoría más que “brinde métodos” o “estrategias” a los educadores desde un saber”, ya que el psicoanálisis no puede ofrecer eso a nadie. Tampoco se trata de incorporar aspectos y nociones clínicas para dar explicaciones a los problemas de aprendizaje. Lo que se busca desde esta perspectiva psicológica es el hecho de brindar a la comunidad académica un espacio de escucha, la escucha analítica, con la cual se le apuesta a ir abriendo al interior de las Instituciones educativas los espacios para que surja la palabra en los procesos grupales e individuales para ir entendiendo aquellas dimensiones o aspectos psicológicos que se movilizan en las diferentes problemáticas de la escuela y sus actores, para ir encontrando aquello que desconocían o no se había pensado dentro de los procesos psíquicos de tales actores y llevar a nuevas metodologías pedagógicas que brinden real libertad al sujeto educacional.

Desde el psicoanálisis se propone una metodología en la cual se lleva a dejar que el síntoma hable, cuente lo que tiene escondido y es desde esta mirada buscar que las problemáticas escolares tengan el espacio para expresarse, “¿de qué hablan los problemas de aprendizaje?”. Si solamente el proceso educativo se centrara en el aprendizaje y sus denominados “problemas” se encontrarán muchas dificultades para obtener resultados satisfactorios a partir de lo que demandan tanto la escuela como la familia –y la Sociedad en general– si además se deja de lado la conflictiva psíquica y la libidinización de los niños (Tres Borja, 2012) y demás estudiantes. De esa forma, no cambiaríamos nunca el modelo social capitalista, ni el sistema educativo, ni los modelos pedagógicos actuales –tradicionales reproductores del sistema social.

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Revista Integración Académica en Psicología, publicación cuatrimestral editada por la Asociación Latinoamericana para la Formación y Enseñanza de la Psicología, A.C., calle Instituto de Higiene No. 56. Col. Popotla, Delegación Miguel Hidalgo. C.P. 11400. Tel. 5341‐8012, www.integracion-academica.org , info@integracion-academica.org . Editor responsable: Manuel Calviño. Reserva de derechos al uso exclusivo No. 04‐2013‐012510121800‐203 otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. ISSN: 2007-5588. Responsable de la actualización de este número, creamos.mx, Javier Armas. Sucre 168‐2, Col. Moderna. Delegación Benito Juárez. C.P. 03510. Fecha de última modificación: 26 de febrero de 2014. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Asociación Latinoamericana para la Formación y Enseñanza de la Psicología, A.C.