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Los AutoresDeyanira Aguilar PizanoMaestra en Psicoterapia Humanista. Profesora Investigadora. Facultad de Psicología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Gilberto Bermúdez RuízProfesor Investigador de Tiempo Completo, AAHUAC Isaac Irán Cabrera RuizLicenciado en Psicología, Máster en Ciencias de la Educación, Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Coordinador de la maestría en Intervención Psicosocial https://orcid.org/0000-0001-9354-539X . Javier Carreón GuillénProfesor de Carrera Titular “C”, UNAM, ENTS Joanna Koral Chávez LópezDoctor en Ciencias de la Educación, Profesor Investigador Asociado, Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Damaris Díaz BarajasDoctor en Ciencias de la Educación, Profesor Investigador Titular, Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Francisco Espinoza MoralesProfesor Investigador, USON Constanza Fuentes ValdésDepartamento de Educación Municipal de Talca Cruz García LiriosProfesor de Asignatura, UAEMEX Yolanda Elena García MartínezMaestra en Psicoterapia Humanista. Profesora Investigadora. Facultad de Psicología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Dalia Hernández CastilloCentro de investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), Cuba Martín Jacobo JacoboMaestro en Psicoterapia Psicoanalítica de la infancia y la adolescencia por la Universidad Vasco de Quiroga de Morelia, Mich.; profesor investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, perteneciente al Cuerpo Académico de Estudios sobre la infancia y la adolescencia. Olga López PérezDocente de Redacción de textos en el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt Morelia S. C. Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt Morelia S.C. Morelia, Michoacán, México. Carmen Luz López MiariCentro de investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), Cuba Omar Alejandro Olvera-MuñozLicenciado en Psicología por la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, UNAM. Especialista y Maestro en Medicina Social por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco (UAM-X). Ma. Dolores Rangel GuzmánCoordinadora académica y docente del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt Morelia S. C. Eugenio Saavedra GuajardUniversidad Católica del Maule Addys Pérez FernándezDoctora en Medicina, Especialista de Primer Grado en Psiquiatría Infantil. Profesora Asistente. Jefa del Grupo Provincial de Psiquiatría Infantil de Villa Clara https://orcid.org/0000-0003-1959-1026 Alicia E. RisueñoDoctora en Psicología. Licenciada en Psicología. Profesora y Licenciada en Psicopedagogía. Profesora titular en la Facultad de Ciencias Psicológicas. Experto de la CONEAU en evaluación de carreras de Posgrado. Investigadora. Arturo Sánchez SánchezProfesor Investigador de Tiempo Completo, UATX Fernando Tinoco CarrilloPsicoterapeuta Gestalt, egresado del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt Morelia S. C. Conciencia Gestalt, Morelia, Michoacán. México. Miguel Ángel Toledo MéndezLicenciado en Psicología, Máster en Ciencias de la Educación, Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara https://orcid.org/0000-0002-9684-4501 Ruth Vallejo CastroDoctora en Psicología por la Universidad Autónoma de Querétaro. Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica de la infancia y la adolescencia por la Universidad Vasco de Quiroga de Morelia, Michoacán. Profesora investigadora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, perteneciente al Cuerpo Académico de Estudios sobre la infancia y la adolescencia. Miembro del Consorcio de Universidades Publicas de México (CUMex) Ireri Yunuen Vázquez GarcíaMaestra en Psicología Clínica por la Universidad de Morelia, Profesora investigadora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, perteneciente al Cuerpo Académico de Estudios sobre la infancia y la adolescencia. Karen Lizbeth Vega GuillénEstudiante de Maestría. Facultad de Psicología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Elsa Edith Zalapa LúaDoctora en Ciencias del Desarrollo Regional, Profesora Investigadora, Facultad de Psicología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Bárbara Zas RosLicenciada en Psicología, Master en Psicología Clínica, Especialista Psicología de la Salud. Profesora Auxiliar de la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana. Presidenta de la sección de Orientación de la Sociedad Cubana de Psicología. Investigadora Auxiliar Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas. La Habana. Cuba. Centro de investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), Cuba VALIDEZ Y CONFIABILIDAD DE LA ESCALA DE BINEGATIVIDAD INTERNALIZADA EN PERSONAS BISEXUALES DE MÉXICO
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Tabla 1. Escalas de medición de bifobia o actitudes hacia la bisexualidad |
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Autor y año |
Constructo de medición |
Características generales |
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Mulick, 1999 |
Bifobia |
Instrumento de 30 ítems, para medir las cogniciones negativas, el afecto y los comportamientos relacionados con la bisexualidad y las personas bisexuales. |
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García, García, Castro, Giménez y Ballester, 2017 |
Bifobia |
Escala compuesta por 5 ítems creados para evaluar las actitudes negativas hacia la bisexualidad. |
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Olvera-Muñoz, 2018 |
Actitudes hacia la bisexualidad |
Escala de 8 ítems que miden actitudes hacia la bisexualidad. Tiene dos factores, actitudes de aceptación y actitudes de rechazo. |
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Fuente: Elaboración propia. |
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Lo anterior, se agrava al tratar de teorizar sobre la bifobia internalizada, ya que la mayoría de los estudios se han focalizado en abordar el rechazo social que existe de personas heterosexuales (Gómez, 2014) y, de manera más reciente de personas homosexuales (Olvera-Muñoz, 2014), hacia la bisexualidad o hacia las personas bisexuales. Por lo que, se carece de instrumentos de medición sobre el constructo de bifobia internalizada, impidiendo abordar con más detalle las problemáticas de salud que tienen las personas bisexuales durante su proceso de construcción identitaria.
Es bajo el contexto anteriormente expuesto, que la presente investigación buscó analizar la validez y confiabilidad de una escala de binegatividad internalizada en un grupo de personas bisexuales de México.
Se construyó un estudio con un diseño de tipo transversal, observacional, con enfoque cuantitativo y alcance exploratorio (Hernández, Fernández y Baptista, 2010), en el que participó una muestra constituida por 100 personas bisexuales.
Hoja de datos sociodemográficos, permite obtener la información necesaria para analizar las características de la muestra, contiene 4 preguntas (identidad, edad, escolaridad y ciudad o estado en el que vive).
Escala de Binegatividad Internalizada, dicha escala se construyó para esta investigación y cuenta con 8 ítems que tienen una opción de respuesta tipo Likert de 1 (Totalmente en desacuerdo) a 4 (Totalmente de acuerdo).
Escala de Actitudes hacia la bisexualidad de Olvera-Muñoz (2018), la cual se encuentra compuesta de 8 ítems organizados en dos subfactores: actitudes de rechazo y actitudes de aceptación. Cada Subfactor cuenta con 4 ítems con una opción de respuesta tipo Likert de 1 (Totalmente en desacuerdo) a 4 (Totalmente de acuerdo). Tiene una varianza explicada del 62.35%. En relación a la confiabilidad mediante el alpha de Cronbach, el subfactor de actitudes de rechazo tiene un puntaje de 0.82, mientras que el subfactor de actitudes de aceptación presenta un alpha de 0.80.
La aplicación de la Escala de Binegatividad Internalizada se realizó en línea mediante la generación de un formulario en Google, el cual, se difundió en la red social Facebook en diversos grupos que abordan temáticas de sexualidad o sobre diversidad sexual. Como parte de las indicaciones para su respuesta, se solicitó que, solo, la respondieran personas que se asumieran bisexuales. Por lo tanto, la recolección de la información se llevó a cabo durante el mes de septiembre del 2020.
Mediante el programa estadístico SPSS V.19, se llevó a cabo un Análisis Factorial Exploratorio por medio del método de extracción de componentes principales y rotación varimax. Además, se estudió la confiabilidad del instrumento por medio del alpha de Cronbach y, finalmente, usando una correlación de Pearson, se llevó a cabo un análisis correlacional con los subfactores de la Escala de Binegatividad Internalizada y los subfactores de la Escala de Actitudes Hacia la Bisexualidad.
Al ser una aplicación en línea, el formulario de Google utilizado contenía, antes de los reactivos de la escala, el objetivo de la investigación y había un apartado comentando el anonimato. En consecuencia, se incluyeron diferentes medios para poder mantener una participación bajo las normas planteadas por la Sociedad Mexicana de Psicología (2009). En ese orden argumentativo, se aseguró la participación voluntaria y la confidencialidad de sus datos y su uso solo con fines de investigación.
Los resultados del análisis de la confiabilidad y validez de la Escala de Binegatividad Internalizada se presentan en tres apartados: primero, se describen las características sociodemográficas de las personas participantes, en segundo lugar, los hallazgos del análisis de propiedades psicométricas en el que se incorpora el Análisis Factorial Exploratorio, los análisis de confiabilidad y la correlación de los subfactores de la Escala de Binegatividad Internalizada y los subfactores de la Escala de Actitudes Hacia la Bisexualidad y en tercer lugar, los criterios para calificar la escala.
A. Características sociodemográficas
Participó una muestra de 100 personas bisexuales (Tabla 2). El 59% se identificó como mujer cisgénero, seguido de un 33% que se enunció como hombre cisgénero. La edad promedio del grupo de personas bisexuales participantes es de 26.06 años con una desviación estándar de ± 4.67 años. La escolaridad principalmente fue licenciatura concluida con 59%, seguida del nivel preparatoria con un 25%. La mayoría reporta que su lugar de procedencia es la Ciudad de México (48%).
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Tabla 2 Características sociodemográficas de las personas participantes, N = 100 |
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Identidad de género |
Mujer cisgénero 59% (59) |
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Hombre cisgénero 33% (33) |
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Persona no binaria 7% (7) |
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Hombre trans 1% (1) |
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Edad |
Ẋ 26.06 D.E 4.76 Min. 18 años Max. 40 años |
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Escolaridad |
Secundaria 2% (2) |
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Carrera técnica 3% (3) |
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Preparatoria 25% (25) |
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Licenciatura trunca 1% (1) |
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Licenciatura en curso 5% (5) |
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Licenciatura concluida 59% (59) |
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Maestría 4% (4) |
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Doctorado 1% (1) |
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Ciudad o estado en el que vive |
Ciudad de México 48% (48) |
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Estado de México 27% (27) |
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Otros estados de la república 25% (25) |
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B. Análisis de propiedades psicométricas
Antes de realizar el análisis y siguiendo las sugerencias de autores como Dziubna y Shirkey (1974), se exploró la adecuación psicométrica de los ítems que componen la escala. En ese orden de ideas, la prueba de esfericidad de Bartlett (1950) indicó que los ítems eran dependientes (p<0,0001), mientras que el índice de adecuación de la muestra de Kaiser-Meyer-Olkin (1970) se encontraba por encima del 0.50 recomendado (KMO = 0.720). Por consiguiente, los datos mostraron una buena adecuación muestral, indicando que el número de participantes es suficiente para la aplicación del Análisis Factorial Exploratorio.
Por tanto, se llevó a cabo un análisis por medio del método de extracción de componentes principales y rotación varimax. Para la extracción del número de factores se aplicó el criterio de Kaiser (valor eigen superior a la unidad) y para mantener los ítems como parte de la escala se consideraron las cargas factoriales iguales o mayores a 0.40 (Kline, 1994, citado en Morales, 2013).
El gráfico del Scree test de Catell (Catell, 1966) o gráfico de sedimentación sugirió una estructura de 3 dimensiones, que explicaría el 71.99% de la varianza total. La dimensión de mayor peso factorial es la primera, explica el 41.26% de la varianza del total de la escala, mientras que la segunda dimensión explica el 18.15% y, por último la tercera dimensión explica el 12.57% (Tabla 3).
Tabla 3. Varianza explicada de la Escala de Binegatividad Internalizada |
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Subfactor |
% de varianza |
% de varianza acumulada |
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Dimensión 1 |
41.26% |
41.26% |
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Dimensión 2 |
18.15% |
59.42% |
|
Dimensión 3 |
12.57% |
71.99% |
La estructura factorial muestra que en la dimensión 1, se agruparon los ítems 4, 6 y 7. Mientras que, para la segunda dimensión se tienen los ítems 1, 3 y 5. Para la dimensión 3 se agrupan los ítems 2 y 8. Retomando las sugerencias de Beavers y colaboradores (2013) de mantener un subfactor con un mínimo de 3 ítems; se dejaron los ítems propuestos en las primeras dos dimensiones y se eliminaron los ítems de la tercera dimensión. Vale decir, posterior a esta depuración se mantienen dos dimensiones con 3 ítems cada una (Tabla 4). Al revisar de manera minuciosa el contenido de cada una de las dimensiones, se determinó que la dimensión 1 fuese referida como valoración emocional negativa y la dimensión 2 se nombrara como ideas monosexistas.
Tabla 4. Matriz de cargas factoriales y comunalidades de cada ítem |
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Dimensión 1 |
Dimensión 2 |
Dimensión 3 |
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4. Probablemente tendría más estabilidad emocional si no fuera bisexual. |
.820 |
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6. Creo que sería más feliz si no fuera bisexual. |
.744 |
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7. Me gustaría recibir ayuda profesional con el fin de dejar de ser bisexual. |
.708 |
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1. Desearía que me atrajeran exclusivamente mujeres u hombres, pero no ambos. |
.872 |
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3. Si fuera posible accedería a no ser bisexual. |
.765 |
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5. Aceptaría la posibilidad de cambiar mi bisexualidad. |
.667 |
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2. Quienes se asumen bisexuales solo se encuentran en una etapa. |
.881 |
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8. Haría comentarios despectivos si alguien me dice que es bisexual. |
.714 |
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Enseguida, se analizó la confiabilidad de las dos dimensiones de la escala a través del cálculo de la consistencia interna, por medio del alpha de Cronbach (Tabla 5). Se puede observar que ambos subfactores tiene valores superiores al valor recomendado de 0.70 (Nunnally y Bernstein, 1994).
Tabla 5. Análisis de confiabilidad mediante alpha de Cronbach |
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Subfactor |
Ítems |
alpha de Cronbach |
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Dimensión 1: |
4, 6 y 7 |
.74 |
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Dimensión 2 |
1, 3 y 5 |
.80 |
Posteriormente, se llevó a cabo el análisis correlacional entre los subfactores de la Escala de Binegatividad Internalizada y los subfactores de la Escala de Actitudes Hacia la Bisexualidad (Tabla 6). Se encontró una relación proporcional entre las actitudes de rechazo y las ideas monosexistas (r = 0.249, p<.05). Por otro lado, hay una relación inversamente proporcional entre las actitudes de aceptación y la valoración emocional negativa (r = -0.207, p<.05). Asimismo, hay una relación negativa entre las actitudes de aceptación y las ideas monosexistas (r = -0.285, p<.01).
Tabla 6. Correlación de la Escala de Binegatividad Internalizada y la Escala de Actitudes Hacia la Bisexualidad |
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1. |
2. |
3. |
4. |
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1. Actitudes de Rechazo |
----- |
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2. Actitudes de Aceptación |
-.192 |
----- |
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3. Valoración Emocional Negativa |
.166 |
-.207* |
----- |
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4. Ideas monosexistas |
.249* |
-.285** |
.530** |
----- |
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Nota: *. Correlación significativa a un nivel de confianza de 0.05. **. Correlación significativa a un nivel de confianza de 0.01. |
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Para obtener el puntaje total de la escala debe seguirse la siguiente fórmula: Total del puntaje del subfactor de valoración emocional negativa + Total del puntaje del subfactor de ideas monosexistas = Puntaje total de la Escala de Binegatividad Internalizada. En ese orden de ideas, se realizó un análisis percentilar para poder identificar e interpretar el nivel de binegatividad internalizada (Tabla 7).
Tabla 7. Análisis de criterios para calificar la Escala de Binegatividad Internalizada |
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Subfactor |
Bajo |
Medio |
Alto |
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Valoración emocional negativa |
3-5 |
6-9 |
10-12 |
|
Ideas monosexistas |
3-5 |
6-9 |
10-12 |
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Puntaje total de la escala |
6-11 |
12-18 |
19-24 |
En conclusión, se obtuvieron los porcentajes del nivel de binegatividad internalizada del grupo de participantes en el estudio. Ante esto, se identifica que el grupo de personas bisexuales tiene niveles bajos de binegatividad internalizada. Además, esto se mantiene en los dos subfactores de la escala (Tabla 8). Por otra parte, entre el 3% y 6% de la población encuestada presenta una binegatividad internalizada alta.
Tabla 8. Porcentajes de la Escala de Binegatividad Internalizada |
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Subfactor 1: Valoración emocional negativa |
Subfactor 2: Ideas monosexistas |
Total de la Escala de Binegatividad Internalizada |
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Bajo |
82% |
80% |
84% |
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Medio |
15% |
14% |
13% |
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Alto |
3% |
6% |
3% |
La presente investigación permitió analizar la validez y confiabilidad de una escala de binegatividad internalizada en un grupo de personas bisexuales de México. Por medio de este estudio se genera evidencia de las propiedades psicométricas de dicha escala.
En particular, el dato del KMO fue de 0.729, el cual es considerado por encima de lo sugerido, lo que significa una pertinencia para utilizar el análisis factorial como técnica adecuada para esta muestra de datos (Nava, Bezies y Vega, 2015).
Además, por medio del Análisis Factorial Exploratorio se identificó que la Escala de Binegatividad Internalizada se compone de 2 dimensiones con 3 ítems cada una, obteniendo un total de 59.42% de la varianza explicada. Aunado a ello, los ítems que se dejan en la escala tienen una carga factorial por encima del 0.40 recomendado (Kline, 1994, citado en Morales, 2013).
Asimismo, el análisis de la consistencia interna, por medio del alpha de Cronbach tiene valores superiores al valor sugerido de 0.70 (Nunnally y Bernstein, 1994). Por último, hay una correlación con los subfactores de la Escala de Actitudes Hacia la Bisexualidad la cual, permite aportar a la validez concurrente de la escala al relacionar los subfactores con otros subfactores de escalas que se asocian teóricamente (Ramos, 2006).
Los análisis realizados permiten generar evidencia sobre la validez y confiabilidad de la Escala de Binegatividad Internalizada. En el presente estudio se identificó que la Escala de Binegatividad Internalizada tiene adecuada validez y confiabilidad. Por tanto, se sugiere su uso para fines de evaluación clínica, así como, para investigación sobre binegatividad internalizada.
A pesar de lo mencionado, se sugiere continuar con el análisis de las propiedades psicométricas de la Escala de Binegatividad Internalizada en muestras mucho más homogéneas a la del presente estudio. Lo anterior, debido a que se tiene una muestra de personas bisexuales mexicanas con diferentes características sociodemográficas, por lo anterior, se recomienda tener una mayor homogeneidad muestral.
No obstante, se reconoce el aporte del estudio sobre la binegatividad internalizada en México ya que, se carece de estudios que aborden en profundidad el constructo teórico de binegatividad. Asimismo, se requiere que los profesionales de la psicología cuenten con herramientas de evaluación adecuadas para su desempeño profesional. Por lo que, la presente investigación genera evidencia de la validez y confiabilidad de la Escala de Binegatividad Internalizada para ser utilizada en el trabajo de profesionales de la psicología que se dediquen a la investigación o atención psicoterapéutica a personas bisexuales.
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Durante la adolescencia es necesario que el joven cuente con el apoyo de su familia, sus iguales y su comunidad (Casas, 2010) para que pueda tener un equilibrio entre las vivencias personales y su entorno, mediante las cuales edifica aptitudes y capacidades que en algún momento consentirán satisfacer sus necesidades, para con ello alcanzar condiciones físicas y mentales que le aporten satisfacción y tranquilidad. Ya que como explican Arberastury y Knobel (1999) durante la adolescencia se pasa por inestabilidades extremas y desequilibrios. Con lo anterior se puede explicar la crisis normal que se respira en esta etapa, lo que puede aquejar a su autoeficacia vista desde Bandura (1997, citado en Velásquez, 2012) como la percepción del sujeto respecto a sus capacidades para alcanzar un rendimiento óptimo y en lo que para Higuita y Cardona (2015) conceptualizan como estado de bienestar general. Por lo anterior, es que resulta relevante el estudio de la autoeficacia que impacta en la calidad de vida en esta etapa de desarrollo. El objetivo de la presente investigación es determinar si existe relación entre la autoeficacia y la calidad de vida durante el desarrollo de la adolescencia a partir de la implementación de un programa de intervención. Se utilizó una metodología cuantitativa, con un diseño no experimental de alcance descriptivo-correlacional. Participaron 153 adolescentes de una telesecundaria de Morelia, Michoacán, con una edad promedio de 13 años. Se utilizaron las escalas de Autoeficacia General para adolescentes de Baessler y Schwarzer y la Escala de Calidad de vida adaptada por Guadarrama, Hernández, Márquez, Veytia y Carrillo. Los hallazgos destacaron que existe relación de la autoeficacia con tres de los seis factores de la calidad de vida siendo estos factores como la autoestima, la escuela y los amigos. La implementación de programas de intervención se puede ver como una estrategia ideal para beneficiar el comportamiento adolescente, y a través de las cuales se pueda promover la calidad de vida en una etapa tan extraordinaria como lo es la adolescencia.
Palabras clave: Adolescentes; Calidad de vida; Autoeficacia
During adolescence it is necessary for the adolescent to have the support of his family, his peers and his community (Casas, 2010) so that he can have a balance between personal experiences and his environment, by means of which he builds aptitudes and capacities that at some point will consent to satisfy his needs, in order to reach physical and mental conditions that provide him with satisfaction and tranquillity. As Arberastury and Knobel (1999) explain, extreme instability and imbalances are experienced during adolescence. With the above can be explained the normal crisis that is breathed in this stage, which can afflict their self-efficacy seen from Bandura (1997, quoted in Velásquez, 2012) as the perception of the subject with respect to their abilities to achieve optimal performance and in what for Higuita and Cardona (2015) conceptualize as a state of general welfare. For this reason, the study of self-efficacy that impacts on the quality of life at this stage of development is relevant. The objective of this research is to determine whether there is a relationship between self-efficacy and quality of life during adolescent development through the implementation of an intervention program. A quantitative methodology was used, with a no-experimental design of descriptive-correlational scope. A total of 153 adolescents from a high school in Morelia, Michoacán, participated, with an average age of 13 years. The General Self-efficacy scales for adolescents of Baessler and Schwarzer and the Quality of Life Scale adapted by Guadarrama, Hernández, Márquez, Veytia and Carrillo were used. The findings highlighted that there is a relationship of self-efficacy with three of the six quality of life factors being these factors such as self-esteem, school and friends. The implementation of intervention programs can be seen as an ideal strategy to benefit adolescent behavior, and through which quality of life can be promoted at such an extraordinary stage as adolescence
Keywords: Adolescent; Quality of life; Self-effectiveness
Al hablar de calidad de vida intervienen muchos factores los cuales no solo se enfocan al crecimiento económico; ya que un individuo puede experimentar bienestar no solo por contar con un soporte económico que le permita satisfacer necesidades, sino también por tener salud física y psicológica aunado a sentirse satisfecho en el aspecto educativo, asimismo si percibe su contexto como seguro, si tiene redes de apoyo social, en especial por parte de la familia, si cuenta con el tiempo y espacio para realizar actividades de ocio, de tal manera que los factores subjetivos cobren relevancia.
Durante décadas, la psicología se ha enfocado en el estudio de la adolescencia como una etapa de cambios, de turbulencia y propenso a la manifestación de comportamientos patológicos asociados a problemas (Lillo, 2004), más que es una época de la vida, de desarrollo personal, de salud y de oportunidades (Borrás, Reynaldo y López, 2017). No se puede negar que, por todos los cambios que se dan a nivel biopsicosocial, los adolescentes son vulnerables ante las vicisitudes y adversidades de la vida.
Ciertamente, en la etapa de la adolescencia, existen múltiples factores que empeoran o mejoran la calidad de vida del sujeto, puesto que es una etapa de tránsito en la cual existen cambios psicológicos, sexuales, de comportamiento y de socialización. En la cual el adolescente necesita tener un equilibrio entre sus vivencias personales y su entorno, a través de las cuales construye capacidades y aptitudes que en algún momento le permitirán satisfacer sus necesidades, alcanzando con ello su bienestar, no obstante, requiere el apoyo de la familia, pares y comunidad (Casas, 2010).
En el adolescente, la calidad de vida está condicionada por diversos factores entre los que destacan los sociales, económicos, familiares y personales. Huiguita y Cardona (2015) agregan que está determinada por dominios específicos y genéricos; los primeros incluyen categorías como autoeficacia, adaptación, identidad, soporte familiar y escolar, perspectiva de género y oportunidades de desarrollo, los cuales se clasifican como determinantes macroculturales, microculturales e individuales.
Por lo anterior, es necesario referir lo que Valdés, Ferrer y García (2010) mencionan respecto a que el adolescente cuente con apoyos a través de los cuales le permita desarrollar habilidades necesarias para afrontar con éxito los factores riesgo, a partir de soportar los cambios propios de su edad con la finalidad que lo lleve hacia una mayor independencia psicológica y social, y finalmente hasta aquellos escenarios que exigen afrontar retos y dificultades. Dichas habilidades son factibles de promover mediante programas de intervención con adolescentes que acuden a instituciones educativas, permitiendo con ello sentar las bases para un crecimiento saludable.
Considerando lo anterior, los objetivos del estudio, fueron: Analizar los niveles de autoeficacia y de los factores que intervienen en la calidad de vida de los adolescentes escolarizados. Un segundo objetivo, es determinar si existe relación entre la autoeficacia y la calidad de vida durante el desarrollo de la adolescencia a partir de la implementación de un programa de intervención.
En cuanto al concepto de adolescencia, el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2015) la conceptualiza como un estado de transición entre la infancia y adultez, segmentando la adolescencia en tres etapas: la primera conocida como la adolescencia temprana, considerados aquellos con edad entre 10 a 13 años; la segunda refiere a la adolescencia media, para quienes tienen una edad entre 14 a 16 años; y por último, reconoce la adolescencia tardía, considerados aquellos con edad de entre 17 a 19 años.
Rodríguez, Matud y Álvarez (2017) caracterizan esta etapa por tener estados de cambios, tanto en el aspecto biológico, psicológico y social, destacando que es la más importante dentro del desarrollo del individuo, ya que en esta etapa las experiencias, los conocimientos, y aptitudes adquiridos tienen implicaciones en la edad adulta.
Asimismo, la adolescencia es contemplada, por diversos autores, como fase del ciclo vital, como una etapa caracterizada por revoluciones emocionales, psicológicas y sociales, consecuencia del desarrollo físico y psicosocial propio de la edad. Hurlock (2002) señala que el adolescente tiende a no mostrar su aprecio y afecto hacia los demás, al contrario despliega manifestaciones de intolerancia hacia quienes lo rodean y se resiste a aceptar las normas sociales ocasionándole problemas de índole interpersonal, familiar y social.
Ahora bien, el adolescente explora independizarse de la familia, busca ser autónomo e intenta establecer relaciones afectivas, con lo que comienza la construcción de su identidad propia; lo cual se refleja en la adultez, es decir que se prevé y proyecta (Rodríguez et al., 2017). De modo que, Hernangómez, Vázquez y Hervás (2009) hacen hincapié en que, cognitivamente, el adolescente incrementa su capacidad de satisfacción hacia diversos aspectos de la vida, mientras que por el contrario, a nivel interpersonal comienza un incremento de insatisfacción y de confrontaciones, tanto en el ámbito escolar como familiar.
Con lo anterior se puede explicar la crisis normal que se respira en esta etapa, lo que puede aquejar a su autoeficacia vista como el proceso individual que no solo encamina a la elección de metas sino también determina la cantidad de voluntad que le invertirá para el logro de metas y la perseverancia en ellas (Flórez, 2007).
Así también, Brannon (como se citó en Reina, Oliva & Parra, 2010) refiere que la autoeficacia constituye un aspecto importante de la personalidad, puesto que influye en el grado de implicación y persistencia en la realización de tareas de cierta complejidad, lo que favorece la resolución de problemas, además de contribuir en el logro de objetivos personales. Por su parte Forsyth & Carey (1998) mencionan que el constructo de autoeficacia se ha adaptado a numerosas conductas en temas de salud, es decir, en enfermedades crónicas, empleo de drogas y tabaco, realización de ejercicio, disminución de peso, aunado a la capacidad de recuperación en dificultades y riesgos en la salud.
En este mismo sentido diversos autores de acuerdo a sus estudios realizados afirman que la autoeficacia es la percepción que las personas tienen respecto a su eficacia, la misma que debe ser medida en base a juicios específicos de su capacidad para la resolución de problemas en función del ámbito disciplinar (Bandura, 1997; Zimmerman, 1996; Lent, Brown & Gore ,1997; y Pajares, 2002, como se citaron en Hernández-Álvarez, Velázquez-Buendía, Martínez-Gorroño, Garoz-Puerta y Tejero, 2011).
El enfoque que se asume en esta investigación está en la línea en la que la autoeficacia, es denominada por Bandura (1987) “como los juicios de cada individuo sobre sus capacidades, en base a los cuales organizará y ejecutará sus actos de modo que le permitan alcanzar el rendimiento deseado” p. 416. El mismo autor en 1997 refiere que la autoeficacia es la percepción de la propia capacidad para organizar y ejecutar las acciones para conseguir determinados resultados, lo que tiene que ver con la percepción del individuo acerca de su capacidad para conseguir un objetivo.
La noción de autoeficacia percibida alude a las creencias sobre las propias capacidades para generar comportamientos que permitan manejar efectivamente distintos tipos de situaciones. La percepción de eficacia influye tanto en el modo de pensar, sentir, motivarse y actuar de las personas, como en los compromisos que asuman, los esfuerzos que inviertan en determinados objetivos y la perseverancia para alcanzarlos (Bandura, 2002).
Sobre el concepto de Calidad de vida planteada por The WHOQOL Group (1995) marca evaluaciones de la persona tanto objetiva como subjetiva, las cuales menciona que son mediante su funcionamiento objetivo y los autoreportes subjetivos, en donde se ven involucrados aspectos de dominio físico y psicológico, el medio ambiente, el nivel de independencia, las relaciones sociales así como la espiritualidad, religión y creencias personales.
Por su parte Urzúa & Caqueo (2012) refieren que la calidad de vida es entendida como el estado de bienestar general de una persona, lo que comprende dimensiones objetivas y evaluaciones subjetivas de condiciones económicas, de salud física, el estado emocional y las relaciones sociales; todas mediadas por los valores personales.
De igual manera, no se ha llegado a una definición consensuada, del término calidad de vida, dado que cada autor lo define de acuerdo a sus postura, disciplina o desde su propia línea de investigación, por ello, es que existen diferentes conceptos del término, llevando a proponer en conceptos similares como satisfacción con la vida, bienestar subjetivo, felicidad entre otros (Higuita y Cardona, 2015), los cuales integran las dimensiones físicas, de relaciones sociales y psicológicas (Cardona y Agudelo, 2005).
Ahora bien, Higuita y Cardona (2015) plantean una definición de Calidad de vida que ha sido estudiado en diferentes poblaciones de niños, adolescentes y adultos teniendo alto impacto en estos grupos etarios, ya que reúne algunas características desde un ámbito social, económico, cultural y político; conceptualizándola como “un estado de bienestar general que comprende dimensiones objetivas y evaluaciones subjetivas de las condiciones económicas, la salud física, el estado emocional y las relaciones sociales; todas estas mediadas por los valores personales” p.156.
Desde esta perspectiva, Higuita y Cardona (2015) afirman que la calidad de vida de los adolescentes ha sido estudiada con el mismo modelo conceptual de niños y adultos; desvirtuando aspectos específicos de esta población. Al respecto hacen una investigación que analiza los aspectos conceptuales de la calidad de vida del adolescente a partir de una revisión crítica de la literatura en cuatro bases de datos multidisciplinarias. La propuesta conceptual de calidad de vida en la adolescencia está determinada por dominios específicos y dominios genéricos.
Los dominios específicos incluyen categorías como la autoeficacia, adaptación, identidad, soporte familiar y escolar así como oportunidades de desarrollo, estos se clasifican como determinantes macroculturales, microculturales e individuales. Los dominios genéricos subsumen el bienestar físico, psicológico, social y ambiental.
Todo en su conjunto puede favorecer o mermar la calidad de vida; en este sentido la evaluación que haga el adolescente de su vida estará matizada por la presencia de factores que lo protegen como un autoconcepto positivo, autoeficacia, redes de apoyo social, cohesión familiar, etcétera, y de factores que ponen en riesgo su estabilidad como sería una baja autoestima, una dinámica familiar disfuncional, consumo de alcohol o drogas, limitados contactos sociales, entre otros.
Se utilizó una metodología cuantitativa, con un diseño no experimental de alcance descriptivo-correlacional.
Participantes
Debido a las necesidades de la institución, no se llevó a cabo un proceso de selección de la muestra, más bien se decidió hacer partícipe a toda la población de estudio. Los criterios para llevar a cabo la selección de los participantes se centran en torno a los actores principales que son los alumnos de la Telesecundaria 178, de todos los grados, de sexo indistinto. Se trabajó con todos los grupos de la escuela ya que hubo mucha disposición tanto del director como de los docentes. Participaron 153 adolescentes que cursan el primero, segundo y tercer año de secundaria. Del total de la muestra, 57 % fueron hombres y 43% mujeres. El rango de edad de los participantes osciló entre los 12 y 16 años, cuya media fue de 13 años.
Instrumentos
Escala de Autoeficacia de General (Baessler & Schwarzer, 1996) Esta escala evalúa el sentimiento estable de competencia personal para manejar de forma eficaz una gran variedad de situaciones estresantes; Este instrumento es una escala unidimensional compuesta por 10 ítems con respuesta tipo Likert de 4 opciones comprendida entre 1 (nunca) y 4 (siempre). Muestra una capacidad predictiva considerable según diversos estudios, por lo que proporciona información confiable en estudios sobre rendimiento, salud y distintas emociones, dada la relación que mantiene con dichas variables. Esta escala cuenta con una consistencia interna de 0.87.
Escala de calidad de vida adaptado por Guadarrama, Hernández, Márquez, Veytia, Márquez y Carrillo (2015) Este instrumento es de origen alemán, desarrollado por Bullinger en el año de 1994, revisado por Revens-Sieberer y Bullinger en 1998. Para esta investigación se empleó la validación española de Rajmil et al. (2004), cuyo estudio de validez arrojó un instrumento similar al original, constituido de 24 ítems, con cinco opciones de respuesta que van de nunca hasta siempre. Presenta valores de confiabilidad de 0.78. La estructura factorial se basa en seis dimensiones: Bienestar físico, Bienestar emocional, Autoestima, Bienestar Familia, Diversión, y Escuela.
Procedimiento
El estudio se llevó a cabo en tres fases. En la primera, se evaluaron las variables de estudio como etapa de preprueba, mediante la aplicación de los instrumentos de manera colectiva a los grupos. Posteriormente, se analizaron los datos para ver las características de esta población y a partir de los resultados proceder a la fase dos, que consistió en el diseño e implementación del programa de intervención de acuerdo a las necesidades detectadas en los grupos.
Para el análisis de los datos se consideró el tamaño de la muestra y la naturaleza de los instrumentos, con ello, se basó en la estadística descriptiva y en las pruebas estadísticas Coeficiente de correlación de Pearson.
Previo a iniciar la fase de preprueba, los investigadores responsables explicaron a los padres de familia el trabajo a realizar con su hijo posterior a esto, se les informó respecto a las consideraciones éticas de la implementación del programa las cuales estarían respaldas en una carta de consentimiento informado, que fue firmada por los padres de familia.
Con los resultados de la preprueba respecto a la variable autoeficacia, se determinó como un factor de riesgo presente desde la visión del propio alumno, el bajo nivel prevaleciente de autoeficacia; como se observa en la figura 1, mostrándose que predominantemente los adolescentes se consideran poco capaces para manejar de forma eficaz situaciones estresantes.
La calidad de vida fue evaluada también de manera cuantitativa a través de diversos factores, destacando que algunos de ellos pueden actuar como factores de riesgo para el adolescente. Particularmente el bienestar físico en el que se muestra una tendencia hacia los niveles bajos, lo que hace referencia a que los adolescentes pronuncian molestias a nivel físico, por lo que es considerado como un factor latente de riesgo en los participantes (ver figura 2).

De la misma manera, el bienestar familiar se ubica más bien en niveles bajos, lo cual significa que predomina la apreciación de aquellos adolescentes que conciben que el ambiente de su familia es poco propicio para su bienestar (ver figura 3).

Con respecto a la escuela, los resultados muestran que la tendencia es un tanto similar a lo anterior, esto es, existe cierto predominio de los niveles bajos, no obstante también se observa una falta de definición del impacto que tiene la escuela en la calidad de vida, lo que la convierte en un factor de riesgo (ver figura 4).


Como se muestra en la figura 5, en el caso de la diversión, que es otro de los factores importantes de la calidad de vida, se observa un predominio del nivel bajo, lo que significa que actúa como factor de riesgo. Lo anterior manifiesta que los adolescentes conciben que la manera en que se entretienen o los medios de diversión no son los propicios para su desarrollo personal.

En relación al alumno, el análisis cuantitativo a nivel descriptivo muestra que la autoestima se ubica preferentemente en el nivel alto lo que significa que los adolescentes si se valoran y se sienten seguros de sí mismos, confirmando que se sienten a gusto con ellos mismos y con su vida en general (ver figura 6).

Es importante reconocer que en algunos momentos de la adolescencia, esta se puede elevar con el fin de mantener una estabilidad, lo que permite al joven enfrentar momentos de crisis propias de la etapa en la que se encuentran en proceso de construcción de identidad.
En otra línea, al asociar las variables de estudio, se encontró de manera particular que, como se muestra en la Tabla 1, la Autoeficacia correlaciona con tres de los seis factores de Calidad de vida. Encontrándose relación de la autoeficacia con Autoestima; Autoeficacia con Diversión. De igual forma, existe correlación con la Escuela.
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Tabla 1. Correlaciones entre Autoeficacia y Calidad de vida. |
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Bienestar físico |
Bienestar emocional |
Autoestima |
Bienestar familiar |
Diversión |
Escuela |
|
|
Autoeficacia |
--- |
--- |
.304** |
--- |
.317** |
.429** |
En el caso de la autoeficacia correlacionaron positiva y significativamente con autoestima (r=.304; p=.000), Diversión (r=.317; p=.000) y una correlación con escuela (r=.429; p=.000), lo que se traduce en que a mayor autoeficacia, mayores valores basados en la autoestima, la diversión y la escuela.
Con los resultados anteriores, y una vez socializados los resultados con los docentes y padres de familia, se diseñó y propuso un programa de intervención para llevarse a cabo en 12 sesiones de 120 minutos cada una. La propuesta refiere que se impartirá en la modalidad de taller y cada sesión de trabajo se dividió en tres fases. La primera, de inicio como introductoria que, como su nombre lo indica, introduce al tema, ya fuera mediante un análisis y revisión de tareas. La segunda, de desarrollo en la que se abordaron los contenidos teóricos empleado diversos recursos, es decir, presentaciones de power point y videos, para posteriormente implementar dinámicas grupales acorde a la temática de la sesión, con la finalidad de sensibilizar a los adolescentes. Y en la tercera y última fase de cierre en la que tuvo como objetivo crear un espacio de reflexión para confirmar lo aprendido y analizar lo que fue examinado ese día, y cerrando la sesión del día con la indicación de una tarea a realizar en la escuela o casa.
El programa de intervención fue titulado “Mejora de la Calidad de Vida”. Los temas que se abordarán en cada una de las sesiones de trabajo fueron:
Es indispensable en el individuo el desarrollo de la calidad de vida, la cual debiese ser desde etapas tempranas, pero es en la adolescencia donde cobra relevancia por ser la etapa en la que se concreta un proyecto de vida que impactara a lo largo de su acontecer como sujeto.
Por esta razón, se debe destacar el mejoramiento de variables relacionadas a la calidad de vida, las cuales se encuadran los principios de la funcionalidad familiar, la misma que apuesta por la promoción de la calidad de vida en los hijos adolescentes de estas familias. Ya que ciertamente Oliva (2015) asevera que los adolescentes que mantienen relaciones cercanas, cálidas y afectuosas con sus padres, manifiestan mayor bienestar emocional y un ajuste más positivo, mejor autoestima, menos síntomas depresivos y mayor seguridad emocional lo que los protege ante conductas riesgo.
A la vez expresaron que la familia es fundamental en la construcción de un proyecto de vida. Dado que, como Orcasita y Uribe y Páramo, Straniero, García, Torrecilla y Escalante, (como se citaron en Palomino et al., 2017) mencionan que el “Desarrollar un proyecto de vida es importante para el adolescente, ya que le permite plantear metas que desea alcanzar, así también, confeccionar un plan a futuro constituye un factor protector ante situaciones de riesgo, pues se busca que el adolescente proyecte metas orientadas a lograr su bienestar psicosocial” (p. 158).
De igual manera, el grupo de pares proporciona al adolescente seguridad, estabilidad emocional, integración social, a la vez que induce a una continua superación de sí mismo, al compararse con los otros; además el sentimiento de adhesión al grupo despierta valores clave en la construcción de la identidad (Castillo, 2016).
Por el contrario, la Telesecundaria 178 se convierte en un factor protector para el desarrollo del adolescente al convertirse la escuela en un espacio seguro, mayor incluso que la comunidad y la familia. Puesto que, es el espacio en el que se aporta mayor estructura, seguridad y compromiso de seguir mejorando en su principal función.
Ahora bien, el llevar a cabo intervenciones de carácter preventivo, que de forma adelantada eviten condiciones consideradas como negativas y reduzcan la posibilidad de riesgos, es una manera de promover la calidad de vida en adolescentes, impulsando con ello, la construcción de planes de vida saludables, lo que al final de cuentas es un compromiso constante de los investigadores en educación. De lo anterior surge el interés por generar acciones y políticas para la promoción y protección de la salud en población adolescente, las cuales permitan educar para la calidad de vida, facilitando la incorporación de los jóvenes al mundo adulto de forma sana y productiva.
En conclusión, y aunado a lo anterior es importante plantear programas de intervención que se ajusten al ámbito escolar de los adolescentes con la finalidad de cambiar el estilo de vida, es decir, fomentar con dicho proyecto la actividad física, la cual impacta de manera significativa en la posición personal, psicológica y social y que se asocia a una buena calidad de vida. Así mismo enseñarles la importancia de apegarse a una dieta equilibrada y saludable, con la que permita disminuir el sobrepeso y la obesidad, los cuales son factores asociados a una mala calidad de vida. Lo anterior, porque como bien menciona Rodríguez-Corredor y Arango-Alzate (2013) la salud de los adolescentes es un elemento clave para que un país tenga un desarrollo social, político y económico.
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La muerte en la sociedad es un tema del que no se habla, no hemos sido preparados para enfrentar un suceso de esta naturaleza. Si para el adulto es difícil entender este proceso final en la vida, para el niño es aún más complejo. Por ello es necesario que los padres u otros cuidadores, puedan contribuir a que los niños enfrenten y comprendan este proceso (Aguilar y Montaño, 2007), con la finalidad de que el niño pueda desarrollar de manera adecuada aspectos psicológicos para poder salir adelante ante un suceso de este tipo (Martínez, 2013). El objetivo fue identificar el significado psicológico y la influencia que ejerce la familia en la conformación de las creencias en torno a la muerte en niños. El método utilizado fue cuantitativo, con un estudio descriptivo no experimental de corte transversal. Los participantes se eligieron a través de un muestreo no probabilístico intencional. Participaron 90 infantes, hombres y mujeres en edades de 10 a 12 años, de sexto grado de primaria, pertenecientes a la ciudad de Morelia Michoacán. Se utilizó la técnica de redes semánticas naturales. Los resultados corresponden a los significados psicológicos que le asignan los infantes a las siguientes palabras estímulo: mi familia me dice que la muerte es… para mí el perder a alguien que amo es… creo que morir es… la muerte me hace sentir… y lo más difícil de la muerte es… De acuerdo a cada palabra estímulo se obtuvo un grupo de cinco palabras definidoras comunes: horrible, fea, normal, triste y dolorosa, lo cual muestra que la mayoría de los participantes tienen un significado negativo respecto a de lo que es la muerte. Se concluye que existe un importante juego de las creencias familiares y de la sociedad para la conformación de un significado de muerte por parte del infante.
Palabras clave: Infancia media; conceptualización de muerte; duelo; creencias
Death in society is a topic that is hardlyever discussed, we have not been prepared to face an event of this nature. If it is difficult for the adult to understand this process in life, but for the child it is even more complex. Therefore, it is necessary that parents or other caregivers can help children to face and understand this process (Aguilar & Montaño, 2007), so that the child can develop psychological aspects in order to get ahead before a child This type of event (Martínez, 2013). The objective was to identify the psychological meaning and influence that the family exerts on the conformation of beliefs about death in children. The method used was quantitative, with a descriptive non-experimental cross-sectional study. The participants were chosen through an intentional non-probabilistic sampling. 90 infants, men and women between the ages of 10 to 12, from sixth grade of elementary school, that belong to the city of Morelia Michoacán. The technique of natural semantic networks was used. The results correspond to the psychological meanings that infants assign to the following stimulus words: my family tells me that death is ... for me, losing someone that I love is... I think that dying is... death makes me feel... and, what the most difficult of death is… According to each stimulus word, a group of five common defining words was obtained: horrible, ugly, normal, sad and painful, which shows that most participants have a negative meaning as to what It is death. It is concluded that there is an important set of family and society beliefs for the conformation of a meaning of death by the infant.
Key words: Middle Childhood; Death; Grief; Beliefs
La concepción de la muerte en la sociedad actual es considerada un tema tabú. Para Álvarez (2012), esta vivencia provoca temor, o se le trata de ocultar, de disfrazar y a veces se intenta rechazar la idea de la finitud de nuestra existencia, en vez de vivirla como algo natural en el ser humano, sin embargo, tampoco se prepara a los seres humanos a enfrentar un suceso de esta naturaleza. En este sentido, para Gómez (2004) la toma de consciencia de la muerte puede ser considerada como una crisis en la vida de las personas, pudiendo ser, no la muerte, sino la representación anticipada de la muerte lo que inspira horror. De aquí que no es extraño que la perspectiva de que vamos a morir y la muerte de un ser querido sean acontecimientos que generen una gran ansiedad en las personas. Si bien, la muerte es un proceso natural de la vida, tan cotidiano como el nacimiento de un nuevo ser, el problema está cuando toca vivir un suceso de esa naturaleza, pues en ese momento se viven una serie de sentimientos tales como fragilidad, vulnerabilidad, amargura, es decir la mente reacciona de manera diferente a lo habitual. Para Rodríguez, Benítes y Moreno (2009) las reacciones ante una perdida son intensas, con cambios psicológicos, conductuales y emocionales que marcan la vida por lapsos variables.
En este sentido, se considera que, si para el adulto es difícil entender este proceso final de la vida, para el niño es aún más complejo. Para Hernández (2006) la dificultad no reside en que ellos sean incapaces de comprender y asumir la muerte, sino en que los adultos generalmente son incapaces de explicarla y aceptarla como un hecho natural. Para Marsh, Ellis y Graven (2002) durante la niñez intermedia, los niños están en la búsqueda de comprender el yo y empiezan a verse menos en cuanto a atributos físicos externos y más en cuanto a rasgos psicológicos. De manera similar, Esquerda y Agustí (2012) consideran que durante la infancia media (6 a 11 años) el niño hace un gran avance en el desarrollo intelectual y empieza a comprender conceptos más elaborados relacionados con el ámbito de las relaciones sociales, el ritmo del tiempo o el funcionamiento del cuerpo y atraviesa una época de extremada curiosidad por todo cuanto ocurre en el mundo y consigo mismo. De aquí que para Aguilar y Montaño (2007) las respuestas del niño ante la pérdida deben ser vistas desde el contexto familiar y, los padres o cuidadores deben contribuir a que los niños enfrenten su duelo, ayudándoles a comprender que la muerte es el final y que ellos no causaron dicha muerte.
Ante esta problemática, se plantea lo siguiente: cuál es el significado psicológico respecto a la muerte durante la infancia media y qué influencia ejerce la familia en la conformación de las creencias en torno a la muerte en los niños. De esta manera, identificar el significado psicológico y la influencia que ejerce la familia en la conformación de las creencias en torno a la muerte en niños resulta relevante, pues es una aproximación a comprender como los niños, desde su experiencia y su propia cognición, le otorgan un significado a la muerte.
El significado psicológico para Valdez (2005), es una unidad de organización cognoscitiva que comprende elementos afectivos y de conocimiento para crear un código subjetivo de reacción (estimula una conducta) ante un fenómeno de la realidad. En este sentido, para Vera, Pimentel y Batista (2005) es el resultado de un proceso psicológico de obtención, utilización, almacenamiento y transformación del conocimiento acerca de una realidad social. En este sentido, la conceptualización que tienen los niños sobre la muerte se aborda desde el cómo dan significado y las creencias que subyacen en torno a la muerte.
En el caso de las creencias, Zor (2011) considera que estas se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales, es un sentimiento de certeza sobre el significado de algo. De manera parecida, para Vicente (1995) son un hecho humano, algo que se encuentra en el ámbito del hombre en cuanto ser comunicativo, así como aquellos conocimientos o noticias, que generalmente llegan por el camino de la comunicación interpersonal, conversaciones, rumores, entre otros, y que no hemos podido comprobar por nosotros mismos. Ahora, la principal influencia para los niños, siguen siendo los padres al proporcionar ayuda, consejo y dirección, por tanto, son figuras importantes en la conformación de las creencias. En este sentido, para Rice (1997) la calidad de las relaciones familiares ejerce una gran influencia sobre el ajuste emocional y social de los infantes.
Al respecto, se encuentra con frecuencia que los adultos transfieren a sus hijos conceptos erróneos y el miedo acerca de la muerte, por ello algunos autores consideran que el tratamiento de la muerte debe realizarse dentro de las creencias culturales y las costumbres de la familia, pues cada niño, a cualquier edad, tiene su propio concepto de la muerte. Un niño puede ser más maduro o inmaduro en su razonamiento y su procesamiento de la información que otros de edad similar, en este caso el infante de 6 a 11 años va desarrollando un entendimiento más realista de la muerte, aunque la muerte puede ser personificada como un ángel, un esqueleto o un fantasma, aquí los niños ya comienzan a comprender la muerte como permanente, universal e inevitable y en algunos casos manifiestan mucha curiosidad sobre el proceso físico de la muerte y sobre lo que ocurre después de que una persona muere.
Para Turner (1998) se debe estar especialmente atentos a algunos signos de alerta como: llorar en exceso durante períodos prolongados, rabietas frecuentes y prolongadas, apatía e insensibilidad, un período prolongado durante el cual el niño pierde interés por los amigos y por las actividades que solían gustarle, frecuentes pesadillas y problemas de sueño, pérdida de apetito y de peso, miedo a quedarse solo, comportamiento infantil (hacerse pipi, hablar como un bebé, pedir comida a menudo, etcétera) durante tiempo prolongado, frecuentes dolores de cabeza solos o acompañados de otras dolencias físicas, imitación excesiva de la persona fallecida, expresiones repetidas del deseo de reencontrarse con el fallecido, y cambios importantes en el rendimiento escolar o negativo de ir a la escuela.
Es posible que debido a esta incertidumbre los niños durante la etapa de la infancia media, teman su propia muerte. Para Kroen (2002), los niños en este período presentan ciertas respuestas ante el duelo: la negación, la idealización, la culpabilidad, el miedo y la vulnerabilidad, se ocupan de los demás, y buscan a la persona que ha muerto. En este sentido, Crosera (2012) considera que el miedo a lo desconocido, la pérdida de control y la separación de su familia y amigos pueden ser las principales fuentes de ansiedad y miedo relacionadas con la muerte en un niño en edad escolar. Ante un evento de esta magnitud, se ha encontrado que los niños pueden vivenciar una mezcla de reacciones tales como ansiedad y cólera, así como sentir malestar físico sin causa orgánica e irritabilidad y mal humor (Bowlby, 1985). Esto se debe a que le niño puede temer volver a sufrir una nueva pérdida; a quedarse solo o, incluso, a la propia muerte; pueden tener sueños sobre la muerte, particularmente si esta fue violenta (Sierra y Rendón, 2007).
De aquí que definir la muerte resulta mucho más difícil de lo que uno se imagina, ya que implica diversos ámbitos: biológico, médico, legal, social, religioso, etcétera, los cuales se encuentran entrelazados de una forma compleja, no obstante, cada cual intenta darle un sentido. Las personas mueren de diferentes enfermedades, en diferentes circunstancias y ámbitos culturales, con diferentes niveles de conciencia y con diferentes percepciones de lo que constituye una buena muerte. Para Hernández (2006), la relación que cada uno de nosotros establece con la muerte se teje en el plano más íntimo, a través de la conciencia personal, matizada por la época, las creencias y los conocimientos, en base a ello cada cual vuelve la vista para buscar un sentido a su propia muerte. El hecho de que los niños de estas edades tengan adquirida la habilidad de comprender la muerte y sus consecuencias, esto no significa que estén preparados para afrontarla o reaccionar a ella racionalmente (Apraiz, 2005).
Al respecto Bowlby (1993) considera que hay que ser completamente honestos con el niño. Acompañar a un niño en duelo significa ante todo no apartarle de la realidad que se está viviendo, con el pretexto de ahorrarle sufrimiento. Incluso los niños más pequeños, son sensibles a la reacción y el llanto de los adultos, a los cambios en la rutina de la casa, a la ausencia de contacto físico con la persona fallecida, es decir, se dan cuenta que algo pasa y les afecta. Durante la infancia se presentan dos cambios importantes en el desarrollo, que hace que los niños de estas edades sean un grupo único, en primer lugar, ya distinguen la fantasía de la realidad y, en segundo lugar, pueden experimentar un sentimiento de culpa ante un evento de esta magnitud.
El presente estudio se basa en un enfoque cuantitativo, bajo un diseño no experimental y de alcance descriptivo.
Los participantes. Se trabajó con una muestra intencional propositiva, conformada por 90 niños de ambos sexos, de sexto grado de primaria, pertenecientes a la ciudad de Morelia Michoacán con edades de 10 a 12 años.
La técnica utilizada fue redes semánticas naturales, para explorar el significado psicológico que le dan los niños a un evento o situación, a través de palabras específicas, denominadas palabras estímulo, que generan una red de significados, que en una relación permiten conocer el contenido emocional que le brinda cada persona (Sánchez, 2012). Para obtener los resultados se establecieron cinco palabras estímulo correspondiente al objetivo de investigación las cuales son: Mi familia me dice que la muerte es… Para mí el perder a alguien que amo es… Creo que morir es… La muerte me hace sentir… Lo más difícil de la muerte es…
El procedimiento, fue el siguiente: Se elaboró la ficha de las redes semánticas conforme a los objetivos de la investigación, se solicitaron datos demográficos de los participantes, cuyo contenido se asocia al tema de la muerte o a la pérdida de un ser querido, se realizó una prueba piloto a 10 infantes (hombres y mujeres) en edades comprendidas de 10 a 11 años de edad para observar si había un entendimiento claro sobre las instrucciones, el ejemplo presentado de la red semántica y acerca de las frases estímulo. Posteriormente, se acudió a la escuela primaria para solicitar el permiso de la aplicación de las redes semánticas a dos grupos de sexto. Una vez autorizado el permiso, se accede a la aplicación de la técnica, donde se estableció contacto de manera verbal y personal con los participantes. Los datos fueron capturados y trabajados en un libro de Excel. Después se procedió a realizar el análisis de los datos y se graficaron los resultados respecto a los significados sobre el concepto de la muerte.
Se pidió a los infantes que escribieran el parentesco de la persona por la cual su muerte fue significativa para ellos, en caso de no haber una muerte significativa debían dejar dicho espacio en blanco. 73 niños reportaron al menos una muerte significativa en sus vidas tales como: abuelo (14), abuela (10), ambos abuelos (9), papá (3), hermano (3), la madre (1), ambos padres (2), un amigo (1), algún pariente (30).
De acuerdo a cada palabra estímulo se obtuvo un grupo de cinco palabras definidoras comunes, basado en el tamaño de la red (TR) o valor J, que de acuerdo con Reyes (1993) se interpreta como “la riqueza de la red”, estas palabras son: horrible, fea, normal, triste y dolorosa, lo cual muestra que la mayoría de los participantes tienen un significado negativo de lo que es la muerte (Tabla 2), aspectos que llevan a considerar que existe un importante juego de las creencias familiares y de la sociedad para la conformación de un significado de muerte por parte del infante.
|
Frases estímulo |
Valor TR |
Palabras definidoras repetidas |
|
Para mí el perder a alguien que amo es… |
25 |
Feo, soledad, superarlo, triste y morir. |
|
La muerte me hace sentir… |
104 |
Mal, feo, triste, horrible, y miedo. |
|
Creo que morir es… |
109 |
Feo, horrible, triste, doloroso y malo. |
|
Mi familia me dice que la muerte es… |
120 |
Feo, malo, horrible, triste y doloroso. |
|
Lo más difícil de la muerte es… |
133 |
Horrible, fea, normal, triste y dolorosa. |
Para determinar el núcleo de la red (NR), se tomaron las 10 palabras con mayor valor de peso semántico (PS), obtenido de la multiplicación entre la frecuencia de aparición por la jerarquía y el valor DSC (Distancia Semántica Cuantitativa). A continuación se presentan los resultados por frase estímulo, por las palabras que conformaron el NR, su PS y la DSC (Tabla 3).
|
Para mí el perder a alguien que amo es… |
La muerte me hace sentir… |
|||||
|
NR |
PS |
DSC |
NR |
PS |
DSC |
|
|
Triste |
500 |
100% |
Triste |
583 |
100% |
|
|
Mala |
446 |
89% |
Mal |
409 |
70% |
|
|
Feo |
354 |
70% |
Feo |
296 |
50% |
|
|
Dolorosa |
327 |
65% |
Dolor |
205 |
35% |
|
|
Horrible |
232 |
46% |
Horrible |
149 |
25% |
|
|
Normal |
210 |
42% |
Miedo |
123 |
21% |
|
|
Fe |
116 |
23% |
Temeroso |
109 |
18% |
|
|
Espíritu |
110 |
22% |
Desesperación |
94 |
16% |
|
|
Esperanza |
79 |
15% |
Depresión |
91 |
15% |
|
|
Preocupado |
65 |
13% |
Sentimental |
90 |
15% |
|
|
Creo que morir es… |
Mi familia me dice que la muerte es… |
|||||
|
NR |
PS |
DSC |
NR |
PS |
DSC |
|
|
Feo |
493 |
100% |
Triste |
500 |
100% |
|
|
Triste |
453 |
91% |
Normal |
446 |
89% |
|
|
Doloroso |
282 |
57% |
Dolorosa |
354 |
70% |
|
|
Malo |
249 |
50% |
Feo |
327 |
65% |
|
|
Horrible |
229 |
46% |
Mala |
232 |
46% |
|
|
Normal |
218 |
44% |
Natural |
210 |
42% |
|
|
Buena |
130 |
26% |
Horrible |
116 |
23% |
|
|
Natural |
115 |
23% |
Pasajera |
110 |
22% |
|
|
Terrible |
97 |
19% |
Buena |
79 |
15% |
|
|
Feliz |
85 |
17% |
Bonita |
65 |
13% |
|
|
Lo más difícil de morir es… |
||||||
|
NR |
PS |
DSC |
||||
|
Tristeza |
243 |
100% |
||||
|
Morir |
225 |
92% |
||||
|
Superarlo |
186 |
76% |
||||
|
Dolor |
174 |
71% |
||||
|
Ver |
142 |
58% |
||||
|
Dejar |
136 |
56% |
||||
|
Malo |
129 |
53% |
||||
|
Llorar |
121 |
49% |
||||
|
Feo |
113 |
46% |
||||
|
Soledad |
99 |
40% |
||||
Los infantes caracterizan la muerte principalmente como la emoción de la tristeza, pues en cuatro de las cinco redes tuvo el mayor peso semántico y se encuentra que la tristeza es de las pocas emociones que refieren al perder a alguien; y aparece en las palabras que conforman el NR de las cinco frases estímulo. En este sentido, Sierra y Rendón (2007) mencionan que dentro de las respuestas habituales ante la pérdida está la tristeza, siendo esta la más fácil de evidenciar puesto que ellos, en esa etapa ya tienen más desarrollado el lenguaje y, por lo tanto, la expresión de sus sentimientos. A la tristeza, le acompañan generalmente los siguientes adjetivos calificativos: mala, dolorosa, fea y horrible, lo cual muestra que en su mayoría viven la muerte de alguien como algo negativo. Por otra parte, para los infantes, de acuerdo con la frase estímulo, perder a alguien que amo es… considerado como algo normal, y se relaciona a la pérdida de un ser querido con la fe, con esperanza de que al final no todo está perdido.
A través de esa frase estímulo la muerte me hace sentir… se puede observar lo siguiente: la muerte de un ser querido los hace sentir no solo tristeza, sino también los hace sentir mal, feo, dolor, horrible, miedo, temor, desesperación e incluso depresión; por lo cual se considera que se ve a la muerte no como algo positivo. Todas las palabras fueron negativas, lo que implica que hay un temor a todo lo relacionado con la muerte a diferencia de las demás frases estímulo. Para Ramos y García (1991), la ansiedad y el miedo son las respuestas más formalmente asociadas a la muerte en nuestra cultura. Ahora bien, estas van a aparecer con mayor o menor peso en virtud de que se trate la muerte propia o la de los otros, que sea este familiar, amigo o allegado, pudiendo generar ansiedad tan solo el hecho de imaginar, pensar o hablar de ella.
Se encontró que a través de la frase estímulo creo que morir es… que siguen prevaleciendo las cinco características negativas que son las que tienen mayor PS (feo, triste, doloroso, malo, horrible); sin embargo, los infantes también le atribuyen a la palabra estímulo propiedades positivas como normal, buena, natural y feliz, lo cual demuestra que para algunos niños el morir es algo que pasa en la vida de todos. Las creencias son parte importante para la concepción del concepto de muerte, siendo algo que no se les puede negar ni ocultar. Si bien con frecuencia se suele vivir una muerte como algo negativo, hay infantes que la conceptualizan como algo positivo en sus vidas, pues la familia es un grupo importante en la consolidación del concepto sobre la muerte en los infantes, ya que son las familias las que comienzan a generarles creencias a los niños sobre el tema de la muerte.
Respecto a la frase estímulo, mi familia me dice que la muerte es… se encontró que dentro de la familia se le ha dicho al menor (o ellos han escuchado) que la muerte es triste, y le siguen adjetivos calificativos describiendo a la muerte como algo no agradable (dolorosa, fea, mala y horrible), más a su vez se mezclan con palabras como normal, natural, pasajera, es decir que los niños han aprendido que este evento causa sentimientos y sensaciones desagradables pero que es algo normal. Las palabras; buena y bonita, aunque con menor PS también aparecen.
Y sobre la última frase estímulo aquí presentada, se encontró que para los infantes lo más difícil de morir es… aparte de vivirlo como algo triste, le siguen las palabras morir, superarlo, dejarlo, ver, dejar y llorar siendo un grupo de verbos asignados por los niños al definir qué es lo más difícil de la muerte para ellos. Para Esquerda y Agustí (2012) la reacción más frecuente es la tristeza, expresada a través de llanto, falta de ilusión y desesperación. En este sentido, al ser verbos proyecta que la mayoría de ellos han vivenciado la muerte de alguien querido.
En este sentido, se puede decir que se logró obtener a través de las redes semánticas que 73 casos de infantes medios presenciaron la muerte de un ser querido o familiar cercano. Y 17 casos donde no hubo presencia de una muerte, que el infante tenga o no contacto con la muerte puede variar de acuerdo a la familia, las creencias, vivencias, entre otros. De acuerdo a Bowlby (1993) en diferentes familias y diferentes marcos culturales, las explicaciones que se dan a un niño varían enormemente. En un extremo de la escala están las ideas sobre el carácter irreversible de la muerte y sobre el papel que desempeñan las causas naturales. Entre estos extremos se extiende una amplia gama de creencias entre las cuales muchas hacen una distinción entre la muerte que se considera formas superiores de la vida y formas inferiores de vida. Como resultado de estas distinciones de variadas clases, la serie de creencias sobre la vida y la muerte que sustentan los adultos en las sociedades comprenden por lo general muchas incertidumbres, ambigüedades e incoherencias. No debe pues sorprender que también las creencias de los niños se aprecien de manera similar.
A modo de conclusión se puede decir que en la actualidad sigue existiendo una conceptualización con tendencia negativa sobre la muerte en los niños, pues tanto para los niños que vivieron una muerte significativa, como para los que no, definieron la muerte como horrible, fea, normal, triste y dolorosa. Adjetivos que dan cuenta del significado psicológico que estos niños otorgan a la muerte. En el caso de la influencia que ejerce la familia en la conformación de las creencias en torno a la muerte en niños, se concluye que el tema de la muerte impacta tanto a niños como adultos, y muy pocas veces como adultos enseñan a los niños a afrontar un evento de esta magnitud, en vez de ello los adultos suelen transmitir ideas erróneas a los niños sobre lo que es la muerte. Ello partiendo del marco de creencias familiares, sociales y culturales que nutren la experiencia de vida del niño, de aquí que principalmente las adjetivaciones son negativas.
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La investigación de tipo cualitativo fenomenológico tuvo como objetivo comprender la influencia que tienen las redes sociales en el cortejo amoroso en personas adultas de la ciudad de Medellín. Se implementó una entrevista a profundidad, administrada a cuatro informantes. La información se sistematizó en Atlas.Ti, permitiendo el análisis de las categorías emergentes. Se identificó que la mediación tecnológica influye notablemente en las manifestaciones amorosas, simplificando el romance a las aplicaciones lo que en ocasiones le da un carácter de superfluo, asimismo la creación de perfiles expone la identidad y posibilita una mercantilización de la imagen. Es concluyente que la tecnología posibilita maneras instantáneas y prácticas para el cortejo, en contraste con épocas de romance manifestado en presencia del otro.
Palabras clave: redes sociales, amor, tecnología, cambio cultural, relaciones interpersonales.
The qualitative phenomenological research aimed to understand the influence that social networks have on courtship in adults in the city of Medellin. An in-depth interview was implemented, administered to four informants. The information was systematized in Atlas.ti, allowing the analysis of the emerging categories. It was identified that technological mediation influences lovemaking remarkably, simplifying romance to applications, which sometimes gives it a superfluous character, likewise, the creation of profiles exposes the identity and enables a commodification of the image. It is conclusive that technology enables instant and practical ways for courtship, in contrast to times of romance manifested in the presence of the other.
Key words: social networks, love, technology, cultural change, interpersonal relationships.
Ésa es la materia de la que están hechos los sueños,
y los cuentos de hadas, de una sociedad de consumidores:
Transformarse en un producto deseable y deseado.
Bauman
El cortejo es entendido como aquellas pautas que rigen la aproximación desde el contacto inicial de una pareja hasta el momento previo a la unión, Cosse (2007). A partir de esta definición, se entiende el cortejo como el conjunto de todo aquel preámbulo que se da para la conquista de una persona a otra, llevando a cabo estrategias que permitan captar su atención e interés, ya sea con una finalidad casual o formal.
En la actualidad y con la evolución tecnológica las formas de relacionarse se han ido modificando, la influencia que cobra lo afectivo amoroso en la contemporaneidad ha desplazado el contacto cara a cara y las maneras tradicionales de cortejar, a tal punto que el contacto físico ha comenzado a sustituirse y las interacciones han pasado de ser presenciales a virtuales, con una aceptación pasmosa.
En el siglo XXI los dispositivos electrónicos han sido mediadores relacionales, conformándose las interacciones comunicativas de los individuos, en procesos sociales digitalizados (Orozco,2002). Así mismo, las relaciones de pareja han sido transformadas por tales mediaciones tecnológicas, reemplazado las maneras de seducción o cortejo tradicionales, las miradas, las caricias, los besos, las rosas y chocolates, típicas del coqueteo que se dan en presencia del otro; a simbologías establecidas a partir de un “clic”.
Lo anterior incurre en una comunicación instantánea, que se expresa a partir de un anglicismo que se ha universalizado como el ideal y anhelado “like” (“me gusta, me encanta”). No obstante, estas formas de interacción cuerpo-tecnología convierten a los sujetos en consumidores de imágenes novedosas en cuanto al grado de acercamiento en la intimidad de un otro desconocido. Giraldo, L. (2013). En tanto consumo, las frases, stickers, gif y pictogramas (emojis) son infinitos, tratando de manera gráfica aproximarse a una sensación, que establezca lo que se quiere expresar.
De esta manera surge el concepto de amor líquido creado por el sociólogo Zygmunt Bauman (2005), para referirse a las relaciones que se llevan a cabo en la actualidad, en este concepto se nombra las formas de relación contemporáneas como un tanto superficiales e incluso efímeras, evidenciando el miedo al compromiso y generando relaciones líquidas que suelen ser insatisfactorias en su mayoría.
Estos factores se gestan en la premura con la que se construyen los vínculos actuales, donde el objeto de deseo se desvanece con rapidez sin una consolidación de lazos significativos, perdiendo la conexión (forma actual para nombrar los vínculos establecidos en la virtualidad); tan rápido como lo que tardaron en aparecer. Asimismo, esta forma de nombrarlos facilita la opción de desconexión o desvinculación con el otro en cualquier momento de la relación, en aras de huir del temido compromiso. La disolución de vínculos aumenta, quizá por el miedo que caracteriza a esta generación la estabilidad confundida con rutina, en tanto conlleva responsabilidades y en ocasiones a la pérdida de libertad generando tensión y conduciéndola a su desvinculación con el Otro, esa felicidad instantánea que aparece con el primer impulso de vinculación.
El propósito de esta investigación, radica en dar una comprensión de los fenómenos que se presentan en las formas de interacción establecidas en las relaciones de pareja mediadas por la tecnología, además darle al público lector interdisciplinario, un panorama de lo encontrado en las investigaciones y estudios actuales en la materia, así como a la sociedad misma en tanto que se podrá contribuir al esclarecimiento de ventajas o desventajas que surgen a raíz de esta ola transformadora en lo vincular.
El diseño metodológico de la investigación es cualitativo y de corte fenomenológico, permitiendo una explicación desde la experiencia subjetiva de las personas (Galeano, 2003) implementando la modalidad de historias de vida, además teniendo como principales características; el ser inductivo, basarse en la lógica experiencial de las personas, ser observacional y flexible. Este método permite investigar fenómenos sociales desde la revisión teórica y documental. La investigación es de tipo exploratorio-descriptivo buscando generar conocimiento a través de la experiencia de los participantes. Participantes.
El estudio de caso, se desarrolló con 4 personas mayores de edad de la ciudad de Medellín-Colombia. La muestra estuvo conformada por una pareja: Informante 1 (hombre) de 25 años actualmente estudiante e Informante 2 (mujer) de 22 años también estudiante, quienes tienen una relación hace 9 años aproximadamente, además se entrevistaron dos personas solteras, así: Informante 3 (mujer) de 37 años, actualmente no trabaja y tiene 3 hijos e Informante 4 (hombre) de 37 años, es entrenador físico. Los criterios de inclusión a tener en cuenta fueron que las personas hayan tenido alguna relación de pareja y que estén registrados a alguna red social (Facebook, WhatsApp, Instagram, Tinder, entre otras). Se sugirió que los participantes conserven un nivel de escolaridad mínimo y además que fueran mayores de edad.
Para Rodríguez Peñuelas, (2008) “Las técnicas o instrumentos, son los medios empleados para recolectar información, entre las que destacan la observación, cuestionario, entrevistas, encuestas, entre otros.” (p.10), es por ello que en el proceso de investigación y teniendo en cuenta la rigurosidad del mismo, se implementó:
Una entrevista a profundidad, la cual sigue el modelo de plática entre iguales, "encuentros reiterados cara a cara entre el investigador y los informantes" (Taylor y Bogdan, 1990. p.101), reuniones orientadas hacia la comprensión de las perspectivas que tienen los entrevistados respecto de sus vidas, experiencias o situaciones, expresados desde sus propias palabras. (Robles, B. 2001). Dichas entrevistas estuvieron fundamentadas en las categorías trabajadas (cortejo, imaginarios, triángulo amoroso, transformación societal y ciber patologías) las cuales permitieron desarrollar de 5 a 7 preguntas por cada una. Las mismas tuvieron una revisión por pares y la respectiva aprobación por una persona experta en relación al tema, en procura de la confiabilidad y validez del instrumento para su aplicación.
Se aplicó el CAMIR el cual se fundamenta en las evaluaciones que realiza el sujeto sobre las experiencias de apego pasadas y presentes, y además sobre el funcionamiento familiar. (Balluerka, N., Lacasa, F., Gorostiaga, A., Muela, A., & Pierrehumbert, B.2011). La estructura interna del cuestionario consta de 7 dimensiones, cinco de ellas referidas a las representaciones del apego (Seguridad: disponibilidad y apoyo de las figuras de apego; Preocupación familiar; Interferencia de los padres; Autosuficiencia y rencor contra los padres y Traumatismo infantil) y los dos restantes referidas a las representaciones de la estructura familiar (Valor de la autoridad de los padres y Permisividad parental).
Además, se trabajó una encuesta en Google Forms, consta de 12 preguntas generales sobre el uso de la tecnología como mediador en la relación de pareja, la cual se envió de manera masiva desde las redes sociales de los investigadores, con la finalidad se realizar un sondeo del uso de las mismas y su impacto en el cortejo. Se sugiere sea realizada a personas mayores de edad.
Para la investigación, inicialmente se realizó un rastreo bibliográfico, teniendo en cuenta diferentes artículos de investigación obtenidos en bases de datos científicas como Dialnet, Redalyc, Ebsco, Google académico, entre otras, basándose en investigaciones de punta que daten de los últimos 10 años entre otras; estas se configuran como la base para la construcción del proyecto.
Tras determinar los interrogantes, propósitos y la problemática de investigación, se realizó el fichaje y la codificación de la información mediante el software Atlas.Ti 6.2, con ello se da lugar a las categorías iniciales, que dan cuenta de la influencia de las redes sociales en las manifestaciones amorosas específicamente en el cortejo amoroso.
Posteriormente se construyó el instrumento, para el caso una entrevista a profundidad semiestructurada, la cual se fundamentó en 5 categorías de análisis que daban cuenta de los fundamentos del cortejo como eje central de la investigación, asimismo de las categorías restantes como: la transformación societal, el triángulo amoroso, los imaginarios y las ciber-patologías.
Para la aplicación de los instrumentos se seleccionaron 4 personas de manera intencional, pactando un encuentro y llevando a cabo la implementación de la entrevista a profundidad y del cuestionario CAMIR, con el fin de reconocer diferentes vivencias y experiencias de estas personas frente a sus relaciones. Teniendo en cuenta los aspectos éticos de la investigación se aplicó el consentimiento informado, previa revisión por parte de la asesora de trabajo de grado.
Después, se da paso a transcribir las entrevistas para realizar la matriz analítica donde se reconocen las categorías emergentes y algunas subcategorías, dicha matriz está basada en la contigüidad, contraste y semejanza de lo obtenido en los resultados.
Finalmente, se analizaron los resultados, triangulando la información teórica obtenida con el trabajo de campo, buscando elementos relevantes a la luz de las diferentes investigaciones en torno al tema, lo que permite comprender la pertinencia del fenómeno de estudio para establecer así, nuevos postulados alrededor de la relación e influencia entre redes sociales, relaciones de pareja y sus manifestaciones amorosas.
Gergen (1973), connota como la sociedad humana es históricamente cambiante y junto con ella los significados que se atribuyen a la realidad, situación a la que él denominó como “construccionismo social”, escenario que se evidencia en la transformación del individuo, no solamente en lo estético sino además sobre todas las dimensiones del mismo, inclusive a esa parte esencial como son las relaciones amorosas y a su evolución.
Al respecto de esos cambios relacionales, y teniendo en cuenta el objeto de esta investigación se abordarán las formas de comunicación modernas, pero relevantemente los actores de las mismas; Prensky (2001) denomina “Nativos Digitales” a quienes han nacido entre los años 80 y 90 o conocidos también como D-GEN por Generación Digital como una forma de caracterizar a quienes se encuentran hiperconectados al mundo en tiempo real, puesto que han nacido y se han formado empleando el lenguaje digital. Son estos los que han enmarcado nuevas pautas en la construcción del vínculo amoroso y han generado grandes cambios en la conformación y en el proceso del cortejo como lo manifiesta un informante, asumiendo estos modos como menos intimidantes y de más fácil acceso “una vez con una novia, me solté más fácil, de pronto para expresar algo, porque soy más bien malo para expresar, entonces no sé si fue porque me daba cosa y como en redes sociales no me ve” (I.4 2020).
Mientras tanto, otra parte de esta realidad se evidencia para los que no nacieron en esta era tecnológica, aquellos que forzosamente han tenido que inmiscuirse para encajar en la sociedad moderna; los llamados “Inmigrantes Digitales” quienes nacieron en una era pre-digital, es decir, antes de los 90’s, ellos han tenido que aprender a usar la digitalidad, proviniendo de un mundo analógico de información.
Es en esta transición donde las formas de relacionarse han cambiado sustancialmente y el contacto cara a cara otrora ha sido suplido por las interacciones en su mayoría virtuales. Los efectos saltan a la luz, tal vez, la inminencia con que se da este cambio, también tiene incidencia en la fluidez de los vínculos como lo menciona el Informante: “Hay muchas relaciones que sí funcionan, pero hoy en día las relaciones casi no son duraderas y en parte, es por eso, porque hay muchas redes, la persona que no quiera ser fiel, en las redes consigue todo tipo de distracciones” (I.1 2020).
El cortejo para los inmigrantes digitales, estaba fundamentado en una construcción social mediada por la presencia del otro, y con connotaciones románticas, expresadas en manifestaciones tales como: regalar flores, chocolates, cartas a mano, visitas a la cortejada en la sala (hasta no muy altas horas de la noche), grabar cassettes, y construir relaciones para toda la vida. Puede reconocerse en la investigación que aún y con todas las transformaciones esta forma tradicional de amor a pesar que se ha diluido, se rehúsa en algunos asuntos a morir, esto puede identificarse en la narrativa de un participante nativo digital cuando se interpela por el cortejo: “Es como invitar a salir a la otra persona, regalarle flores, chocolates, detalles. Creería yo que es eso” (I.1 2020). Explícitamente aclara que su amor es a la antigua sin importar la influencia de esta nueva sociedad.
Por otro lado, se reconoce en una informante que por su edad (37 años) se clasifica como inmigrante digital, quien expresa mantener el gusto por la forma de conquista antigua, donde el hombre corteja y está al tanto de lo que pase con ella: “Que te caigan, literalmente. Me gusta que me conquisten con sinceridad, que la otra persona se muestre tal y como es. Me gusta que la otra persona esté pendiente de mí, con detalles” (I.3 2020).
Actualmente, muchas de estas prácticas no son aplicadas por los nativos digitales, reemplazando en gran medida el contacto físico por el virtual. Para estas generaciones es más fácil conquistar desde Tinder, stalkear (revisar con detalle las redes sociales de las personas) el Facebook o Instagram de la persona que le llama la atención y siguiendo este concepto se hallan conductas particulares en donde se evidencia la superficialidad de dichos relacionamientos, siendo más efímeros en sí mismos, ya que aunque puede hacerse un perfil muy completo y en muchas ocasiones libreteado de las personas, la sociedad de consumo requiere crear una imagen idealizada y con ciertos estándares de perfección.
“El proceso de conquista es en el que uno quiere atraer, cómo lo digo, como atraer físicamente o con la personalidad que tengas. Para mí es muy importante la apariencia, pienso que debes de oler siempre rico, verte agradable para la otra persona, así sea con tus uñas, teniéndolas organizadas, bonitas, verte siempre impecable y también siendo transparente con la otra persona” (I.2 2020).
Para esta nativa digital (23 años), se evidencia acerca de las formas de conquista actuales, como la atención está mayormente dirigida al aspecto físico, higiene personal y el cuidado del cuerpo; asuntos que, si bien no deben descuidarse, se sitúan con relevancia en la apariencia, en lo visible, pero además en lo inmediato, pasando a un segundo plano asuntos que ameritan un contacto profundo para su reconocimiento.
El reconocimiento de las nuevas formas de interacción amorosa pasa además por el visibilizar cambios históricos y progresivos que se tiene sobre el papel de la mujer y el otorgamiento de derechos, que asimismo incide en las formas de conquista; esto se expresa en dos de los participantes (inmigrantes) refiriéndose al cortejo, “Antes era más difícil el encuentro y la disponibilidad, ahora las mujeres son más fáciles ya no se dejan cortejar y el amor es más rápido” (I.3 2020). “Los tiempos han cambiado, ya el hombre no es el que tiene que llegar a eso, ya la mujer decide” (I.4 2020). Sin embargo, pareciera que cuando se cae en los excesos, es decir va más allá del ejercicio pleno de derechos para las mujeres, la noción de fácil también podría llegar a ser para el caso un sinónimo de superficial y efímero.
La digitalización del amor crea la posibilidad de una comunicación casi permanente, pero a su vez permea de inseguridades y demandas de atención constante (llamadas, mensajes, publicaciones, entre otros) a la pareja; igualmente la sociedad se mantiene expectante y exige mantener públicas las relaciones. Dichas demandas tienen un influjo casi obligatorio para manifestar el amor público que reafirme el compromiso y al mismo tiempo permita que terceros interactúen en su relación, determinado una situación triangular, pero a la vez algunos imaginarios, que logran sostener el vínculo. Al respecto se establece que “La diferencia entre una relación construida virtualmente a una física es que en la virtual se tienen expectativas frente a la otra persona, dura más el tiempo del cortejo porque tú estás idealizando a esa otro. En la red social se mantiene ese sueño de cómo será cuando lo bese, cuando lo mire.” (I.3 2020).
Por otro lado, la digitalidad permite otras maneras, no solo en los sistemas de comunicación sino también en términos de manifestaciones afectivas, sexuales y emocionales, llevando las relaciones a la mediación tecnológica para expresarlas, sea mediante la mensajería instantánea y/o redes sociales; expandiendo los límites de lo privado a lo público, como lo expresa el participante: “Yo digo que estos mensajes ayudan a fortalecer la relación, las fotos; igual todas las fotos que yo pongo en redes, en WhatsApp siempre son con mi pareja, entonces doy a saber que tengo una relación” (I.4 2020).
Ahora bien, dichas tecnologías incrementan la necesidad y posibilidad de conocer el mundo de las relaciones del otro y a su vez la opción de vigilancia y control sobre las mismas, lo que permite la construcción de hábitos que vinculan la intimidad y la comunicación a una idealización sobre el otro que no responde a la realidad. Así lo afirma la informante “En redes sociales, uno no ve nada, en redes sociales todo es muy bonito, de frente todo es muy distinto” (I.4 2020). Lo que permite reconocer la aparente fragilidad de algunos vínculos, que más allá de apreciables y exitosos en una red, encubren las problemáticas que subyacen a toda relación.
Lo evidente es que supeditar la relación amorosa a la virtualidad, permite intuir una aparente intimidad, que rehúye de fondo al compromiso, en aras de diversificar esa búsqueda del objeto amado, en una gama innumerable de posibilidades como lo afirma Bauman (2005):
“El compromiso a largo plazo es una trampa, que el empeño de “relacionarse” debe evitar a toda costa al comprometerse, se debe recordar que tal vez esté cerrándole la puerta a otras posibilidades amorosas, a otras personas que podrían ser más satisfactorias y gratificantes para usted, así que mantenga entonces todas sus puertas abiertas” (p.11).
Si bien la tendencia romántica hoy en día está guiada por las condiciones antes mencionadas, parece que para algunas personas todavía la forma “antigua” de vinculación amorosa evoca el romanticismo de antaño que era más cálido, más cercano, como lo afirma el informante en su narrativa respecto a las relaciones mediadas por la virtualidad: “No funcionan, eso no se le puede llamar relación, es que una relación es compartir; no solamente palabras, falta ese calor, veo algo como ficticio” (I.4 2020).
“Cuando se convierte la sexualidad en un producto de consumo se desecha el elemento vinculante y, por ende, las relaciones duraderas; a pesar de ello, los sujetos no pierden la necesidad de establecer vínculos, de ahí que se configuren nuevas formas de interacción aceptadas a nivel sociocultural dentro de contextos como el virtual, que, si bien no pueden desligarse del canon de consumismo, conceden espacios para la generación de sexualidades alternativas” (Braidotti, 2004, p.6)
Desde lo planteado por el autor se puede evidenciar que, a diferencia de épocas pasadas, donde era impensable un acercamiento sexual a distancia, hoy en día es totalmente posible esto desde la virtualidad. La tecnología y en especial las aplicaciones han facilitado los encuentros con fines sexuales, fomentando las relaciones basadas en lo sexualizado, dejando de lado las prácticas amorosas como parte del romance. La tecnología, permite libertad en cuanto al manejo de contenido, sin embargo, sigue exponiendo las expectativas y demandas sociales en cualquier tipo de relación, aunque se puede ver con mayor influencia en las de pareja, donde se espera el éxito, la felicidad y en general la evidencia de que todo va bien. En esta radiografía que asiente lo virtual, se requiere de publicaciones que permitan visualizar el control y poder en la relación, que permita a la sociedad ver cómo se conforman como pareja y qué pautas tradicionales cumplen o no para su aceptación social.
En la actualidad, los géneros -no solo el femenino ni el masculino- hacen uso abierto de asuntos como la sexualidad, la seducción, y el sexo ocasional (lo que antes solía ser más atribuible a lo masculino), en gran parte por la influencia generada por la accesibilidad amplia a contenido social, propiciado por lo virtual, se ve reforzado por los cánones y exigencias creadas culturalmente, generando estándares de comportamiento y determinando patrones en el actuar de las personas. Tal apertura y equiparación de oportunidades, además ha propiciado que la feminidad sea mostrada con una corporalidad segmentada, es decir, dividiéndose en imágenes de rostros, labios o piernas, con el fin de satisfacer al consumidor; mientras tanto, el hombre es representado por una imagen integral, con un cuerpo completo que cumple un rol de poder, haciendo a la mujer objeto de sumisión, en palabras de un entrevistado frente al uso de la virtualidad y las elecciones posibles “escogiendo el ganado, es como escoger ropa” (I.4, 2020).
Las transformaciones societales siempre se han evidenciado desde el paso histórico con el recorrido del amor antiguo y el amor actual, dando lugar a su reconfiguración. La contemporaneidad evidencia diferentes cambios en las relaciones de parejas como lo son las nuevas formas de cortejo, los escenarios sociales y las nuevas formas de familia, al respecto refiere Bauman (2012) (citado en Rubio 2015), que hoy en día se evidencian tres cambios profundos en aspectos centrales: 1) el ideario del compromiso familiar moderno (el matrimonio); 2) El tiempo del compromiso (hasta que la muerte nos separe); 3) la familia nuclear (la célula de la sociedad y la institución socializadora por excelencia y dadora de los valores).
Uno de los informantes, expresa su pensamiento frente a los cambios en la concepción de unión o familia respecto a la influencia de la tecnología,
“Yo creo que antes era más fácil que una relación durará más que hoy, por esas mismas cosas; las mujeres o los hombres no respetan, uno se pone a mirar relaciones, por ejemplo, la de los papás. Las cosas duraban más sin las redes sociales, así mucha gente diga que no, ahora es como el relajo, lo pasajero. Estas han hecho que por ejemplo si usted es una pelada muy linda y le tiran más de un like en las redes sociales, como se ve todo (es pública) empiezan a reclamarte (historia sobre celos).” (I.4. 2020).
Lo anterior permite que ahora las personas, teniendo en cuenta la futilidad con que se establecen los vínculos, en su relación de pareja, escasamente piensen en el matrimonio y los compromisos que este acarrea tales como: concebir hijos o formar un hogar; en la actualidad la mayoría de las relaciones que se sostienen a partir de un “like”, (me gusta en cualquier publicación de la red social facebook), suelen ser en muchos casos pasajeras, efímeras y líquidas.
Por otro lado, cabe mencionar que esta era provee una nueva estructura social: la sociedad red, cuyo eje central es la revolución en las tecnologías de la información, las cuales están transformando el mundo en redes globales, en comunidades virtuales de comunicación, razón por la cual la sociedad está modificándose, por lo tanto las nuevas tecnologías causan un impacto transversal; situación que sin lugar a duda ha impactado las relaciones de pareja, con mayor influencia en situaciones como la comunicación, que pasa a ser mediada por un dispositivo electrónico (celular, tablet o P.C.), como expresa el Informante: “Al no tener la persona de frente, entra uno a decir como más cosas, no sé, cómo a darle toda la parla (discurso) por decirlo así”, para las nuevas generación se hace más “fácil” hablar con otra persona si no se está de frente y las redes sociales facilitan su comunicación (I.1 2020).
Si bien se reconoce un cambio sustancial en varios aspectos que rodean y permean las relaciones de pareja actuales, se encuentran también personas que optan por lo tradicional y esencialmente por el acercamiento cara a cara, reconociendo el “talón de Aquiles” en la tecnología, lo que se evidencia en la narrativa de la informante “Hay algunas relaciones que todavía son normales, que se tiene que conquistar, que se encuentran o se tienen que ver; la tecnología activa muchas cosas negativas como por ejemplo los celos, o la publicación de todo. Publicidad-privacidad”. (I.3 2020).
De acuerdo a los resultados, se procedió a evaluar e interpretar las implicaciones de las redes sociales en las relaciones de pareja y la conformación del vínculo creado sin rostros, mediado por internet, la experiencia global de la tecnología, sin duda ha resignificado la sensibilidad y el romance en la creación del cortejo y el vínculo amoroso, sin ir más allá de los patrones del lenguaje impuesto por la virtualidad, como lo menciona Elías (1999) puede llevarse a cabo la "cosificación" de procesos y la invisibilización de relaciones. (Citado en Sabido y Adriana, 2015)
La investigación permite reconocer las transformaciones sociales que se han dado en el relacionamiento, tanto en inmigrantes como en nativos digitales, siendo los últimos, herederos generacionales de la conformación del vínculo amoroso permeado por la virtualidad, pero además por la des-conexión, como un asunto de pragmatismo y fragilidad de los mismos, equiparablemente a lo propuesto por Bauman (2017), cuando evoca la noción de retrotopía dando cuenta de la idealización del pasado en aras de un presente poco promisoria para el cortejo mediado por el romance.
Si bien existe un cambio sustancial en las relaciones de pareja debido al desarrollo tecnológico, no se podría tomar como una consecuencia, sino más bien como una variación o una transformación donde las relaciones evolucionan y se ven permeadas por cualquier tipo de influencia de las redes sociales, principalmente en las manifestaciones de afecto, las cuales a su vez son mediadas por iconos y simbolismos en red, como los besos, corazones y demás pictogramas (emojis), con la única intención de acortar las distancia, logrando la conexión de las partes y la transmisión del sentimiento amoroso, de deseo, o cualquiera que se suscite, mediante la pantalla.
En contraste a Pérez (2019), para muchos se ha convertido en algo natural expresar aquello que se siente de una manera gráfica e instantánea, por esto, cabe resaltar que aun siendo esta una forma de comunicación “eficaz” para quienes carecen de habilidades sociales, puede posibilitar cierta dualidad, posicionándose como interruptor en el establecimiento del vínculo humano.
Se evidencia un cambio en la sociedad actual y con ella también en las dinámicas del cortejo amoroso, mediado por la tecnología; su reconfiguración se caracteriza por la fugacidad y fluidez con la que solía presentarse anteriormente.
La revolución digital ha logrado grandes avances en las comunicaciones humanas, permitiendo el relacionamiento de individuos sin importar la distancia, creando además espacios y formas de comunicación e interacción; Asimismo ha permitido una transformación en las interacciones sociales, entre ellos, la mediación tecnológica para la conquista, mediante herramienta que se han convertido en imprescindibles para la seducción en el vínculo amoroso.
Las redes sociales suponen una sustitución de la forma de interacción, en tanto el instinto gregario, ha sido una necesidad de lo humano; la virtualidad como alternativa nunca suplirá la fascinación de un encuentro cara a cara y menos aún el contacto físico con el ser amado, salvo excepciones como el aislamiento social, donde la mediación tecnológica incide como sostén del vínculo sumergido en un mundo virtual.
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